Capítulo 36

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No hacia mi dirección.

Celeste ha dado una vuelta de ciento ochenta grados y ha apuntado hacia a Mike.

El disparo suena.

La bala atraviesa la frente de Mike, entre sus dos cejas. Él hace una mueca de asombro, pero esta se destruye cuando sus rodillas colapsan y su cuerpo cae al suelo.

Muerto.

Tres disparos más. Volteo y veo a los Traidores que estaban salvaguardando la puerta, cayendo al suelo, con una bala en el cuello.

¿Qué está sucediendo?

Celeste se gira de nuevo y grita con todas sus fuerzas:

—¡CORRE!

No lo analizo. Me pongo de pie, al mismo tiempo que todos los demás.

Bree es más rápida. Ella corre y jala a Annie, de modo que los tres ya estamos en la puerta. Becca me pisa los talones mientras veo a Blas tirar de Anderson, haciéndolo correr. Ignoro los cuerpos que están en la entrada y solo salto encima de ellos.

Esto es un escape.

Becca se adelanta. En el mismo instante, Celeste corre más rápido y desaparece por el pasillo de la derecha, junto con ella.

Un escape...

Blas gira por el pasillo de la izquierda, con rumbo desconocido.

¿Qué está haciendo?

Lo alcanzo y caigo en cuenta que hemos vuelto de nuevo hacia la zona penitenciaria.

Nos encontramos frente a la entrada principal. Cuando ya estoy sintiéndome frustrado frente a cómo vamos a deducir la clave de acceso, Blas se acerca al teclado numérico y digita una determinada secuencia.

La entrada se abre.

¿Cómo lo sabía?

—Tu turno —le dice Blas a Killer, quien estaba a nuestras espaldas, junto a mis compañeros.

Killer ingresa y yo le sigo por instinto. De inmediato, Killer reconoce nuestra puerta y hace lo mismo que hizo Blas: introduce el código de la puerta sin equivocarse y consigue abrirla.

Mis compañeros de celda están ahí, tomados de las manos, asustados.

—¡Todo el mundo afuera! —grita Killer.

Mis amigos divergentes lo miran, inseguros de cómo proceder. No obstante, cuando me ven, cambian de actitud. Enseguida, se levantan y todos salen corriendo.

Salimos y les damos el encuentro a Blas, quien se ha hecho cargo del resto de Divergentes y ahora ya han llegado a la intersección. Escucho unos disparos y luego veo a Celeste y a Becca salir a la luz.

Resoplo, con un alivio que me asombra.

—¿Cómo sabían cuáles eran las contraseñas?—le pregunto a Killer mientras corremos.

Él me ve y bufa.

—Alguien tenía que hacer de matón para averiguarlo. —Se ríe.

Entonces, recuerdo a Blas cuando estuvo dentro del primer grupo de Traidores que nos escoltó. A Killer, cuando él entró a nuestra celda, fingiendo ser un demonio.

Ahora sí entiendo.

—Podías haber sido más amable —comento.

Killer no me responde. Él acelera, dándole el alcance a Celeste, mientras que Becca retrocede y le da el encuentro a Blas. Ambos se posicionan detrás de nuestro grupo de Divergentes, vigilando nuestras espaldas.

La VengadoraWhere stories live. Discover now