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<< ¡No me toques! >>

Posiblemente una de las frases que Kim Taehyung más odiaba escuchar en toda su vida.

Recuerda que la primera vez que la escuchó, fue de la boca de su hermano pequeño de nueve años llamado Jihyun cuando Taehyung apretaba sus regordetas mejillas cuando él tenía quince años y tenía la manía de tocar las mejillas de todos, aunque ciertamente no se le ha quitado.

Y es que el problema no era exactamente tocar, sino la frecuencia con la que lo hacía.

La mayoría de las veces que resultaba insoportable, Taehyung no podía evitar culpar a su madre. Su madre había sido la mujer más ausente en su vida, tan arisca como un gato. Y su padre había sido un amor de persona, siempre abrazando y dando besos en la frente. Tal vez por esos detalles terminaron divorciados. Y tal vez por esos detalles Taehyung era literalmente un chico pegamento, porque buscaba cariño y aprobación como un gatito recién nacido busca leche.

Y eso podía significar tantas cosas buenas como malas, desde la frase << ¡Eres tan adorable y cariñoso!, ¡Ven aquí y dame un abrazo, bebé! >> hasta la frase << ¡Por la mierda, ya dame mi puto espacio personal!, ¡Aléjate o te daré un puñetazo! >>.

Y vaya que había conocido a ese dos tipos de personas, de hecho, tenía dos amigos que entraban perfectamente en esa categoría. Jimin y Jungkook.

El punto principal es que Taehyung no era muy bueno respetando el espacio personal, en general. No cuando se tiene la manía de tocar el cabello, las mejillas, los hombros, el lóbulo de las orejas, etc... las suyas y las de los demás. 

Él simplemente adora la sensación de que alguien le toque. Y adora tocar también. La mayoría de la gente decía que tenía que evitar esa costumbre tan irritante de acercarse a la gente de esa forma tan empalagosa, pero no podía, no cuando las caricias en la espalda y los abrazos de cucharita le ayudaban a dormir.

Y es que terminar con Minho había sido una tragedia para él. Tres años de relación, lo máximo que había tenido, y el hecho de que se hubiera ido a vivir con él por un año y que cada noche Minho le ayudase a dormir acariciando su cabello o simplemente abrazándolo se había vuelto una dependencia enfermiza.

Todos se lo decían.

Taehyung lloró y suplicó que no le dejara, y ni siquiera le importaba que Minho se hubiera besado con otro chico diciéndole a Taehyung << La mierda que hice no tiene justificación, pero tienes que entender que debes dejar de ser tan jodidamente pegajoso con la gente, porque terminarás hartándolas >>.

Tenía razón.

Taehyung tenía un problema, incluso Yosung, una de sus mejores amigas desde que había empezado a trabajar como maestro de arte le había rechazado, considerando que antes Yosung le había dicho que le gustaba porque era guapo, pero que había dejado de gustarle al ver lo cariñoso que era con todos.

Y es que Tahyung no podía evitar ser así, juzgado como un raro pervertido por acercarse tanto a las personas, que le terminaban rehuyendo a pesar de lo guapo que era.

Todos, tanto mujeres como hombres, habían terminado con él primero.

Y es que era fácil hartarse de tanto cariño, tanta dependencia.

<< Al menos, tu manía de tocar a la gente hace un perfecto trabajo recreándolas en las esculturas >>

Eso le había dicho Wheein, una de las psicólogas de la Universidad y con la que a veces se topaba y conversaban sobre la vida y en especial sobre los problemas de Taehyung. Ambos se beneficiaban, Taehyung tenía dos oídos y una boca que le aconsejasen y Wheein tenía alguien que le alimentaba gratis.

Wheein le hacía notar muchos puntos buenos a Taehyung, quien siempre solía deprimirse con facilidad cuando nadie se le acercaba o le daba un abrazo.

No tenía fuerza ni energía propia.

Jimin, le había dicho una vez << Estar contigo extrae toda mi energía, debes ser algo así como un vampiro de energía extrayendo la de los demás, por eso no dejas de tocar a la gente >>.

Taehyung estaba seguro que tenía algo de razón, porque cuando nadie le daba la mano o un abrazo matutino, se sentía tan deprimido que se hacía bola en algún sillón abrazando un cojín. O cuando tenía días libres en casa, lo que hacía para distraerse era pintar cuadros o abrazar a Yeontan, su perrito de un mes y medio.

Ahora que se había mudado a un departamento nuevo al terminar con Minho hace tres meses atrás, era mucho más difícil para él despertarse en las mañanas. No tenía fuerzas, y lo único que lo animaba era ver a Jimin, alguno de sus otros amigos, y por supuesto; a Jung Hoseok.

Jung Hoseok era algo así como papel inflamable, porque cada vez que Taehyung hacía ademán de tocarle o lo hacía, éste se alejaba como si él fuera el fuego o tuviera la peste. Parásitos o un virus mortal, para ser más específicos.

El problema en sí era que Taehyung tenía una obsesión con sus proporciones, la forma de su nariz lo enloquecía y la de su cuello y todo su rostro y su cuerpo por completo le hacía pensar que era uno de los hombres más hermosos que había visto.

Y Minho no era feo, de hecho, era bastante guapo y a Taehyung ya le había hecho de modelo varias veces, la diferencia estaba en que Hoseok tenía esa aura que atraía hasta a las mariposas.

Taehyung estaba seguro que Hoseok tenía esa belleza que él necesitaba.

Y ni hablar de su sonrisa. Por todo el universo y las constelaciones, Taehyung podría tatuarse la sonrisa de Hoseok en su brazo derecho.

¿Por qué no lo hacía? Tal vez porque de verdad no quería estar tan obsesionado con Jung Hoseok, es decir, odiaba cuando Jimin le decía que su interés por él era obsesivo. Taehyung odiaba actuar << diferente >>, como cuando se quedaba mirando a una persona por minutos, pero él era así. Tenía personas que apreciaban su forma de ser y estaba satisfecho con ellas. Jimin parecía cansado de él la mayoría del tiempo, pero siempre lo abrazaba o lo mimaba, incluso sin pedírselo.

No entendía porqué Hoseok le rehuía tanto, es decir, entendía que le rehuyera a él, pero a las demás personas, ¿Por qué siempre evitaba el contacto físico con todos? No le cabía en la cabeza que alguien pudiera odiar el contacto físico, con esa sonrisa que enamoraba a todos. Si abrazar a la gente era increíble. Taehyung estaba seguro que Hoseok era tímido, al tal extremo de que siempre que la gente se acercaba demasiado era un poco grosero, una característica opuesta a su brillante primera impresión.

Taehyung siempre solía equivocarse con las personas, pero consideraba eso una forma de aprender, aunque saliera lastimado.





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Tócame. HOPEV.Where stories live. Discover now