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Sonrió con emoción apenas se dio la vuelta y se encontró con los ojos risueños de Sungjae.

- ¡El rey ha llegado!, ¿Me extrañaste tanto como yo a ti? -rió, extendiendo los brazos y haciendo que Taehyung también lo abrazara con la misma emoción. 

- Sabes que sí, plebeyo. No me dijiste que ibas a venir, Sungjae-ssi -regañó enternecido, desordenando su cabello con maldad-. Estás más alto, ¿Y dónde quedó esa panza que tenías? -preguntó burlón, picando su abdomen con el dedo.

- ¡Yah, yo no tenía ninguna panza! -se quejó indignado, aunque luego arrugó el rostro y se tocó el abdomen con exageración-. Aunque está faja me está matando.

- Eres tan tonto -rió dándole un pequeño empujón-, y todo un chico guapo ahora, ¿Cómo va el drama en el que estás trabajando? Realmente creí que no vendrías, estoy muy feliz de verte.

- Todo muy bien, estábamos grabando en Busan, pero las grabaciones terminaron antes de lo previsto así que heme aquí -señaló el lugar con las manos y una gran sonrisa-. No podía perderme tu arte, bro, eres increíble. Quiero comprar todas estas pinturas, en serio.

Taehyung sonrió aún más, pasando un brazo por el hombro de Sungjae y guiándolo a una de las esquinas de la galería, donde estaban la mayoría de los cuadros y pasando frente a la escultura de Hoseok; esa escultura si que estaba prohibida para que la fotografiasen. Había un cartel grande detrás de ella que decía que podían sacarle fotos a cualquier obra, menos a esa.

Mientras más miraba la escultura, más ganas le daban de ocultarla sólo para él, sino fuera por los comentarios admirando la belleza de la obra. La belleza de Hoseok. Antes de encontrarse con Sungjae, Taehyung también estaba pensando que la escultura necesitaba más detalles; y que el material no era el más perfecto. Debería haberlo visto antes, pero estaba más concentrado en Hoseok mismo que en la escultura. En ese momento, estaba seguro que el material más adecuado sería el mármol; podrían pasar años y la escultura seguiría con todo su esplendor, aunque eso le tomaría meses y trabajo en terminarlo. Aún así, amaba el resultado.

Tratando de no mirar la escultura de Hoseok y, por ende, no pensar en él, paró frente a una pintura que Sungjae conocía muy bien y la señaló. 

- Podrías comprar esta pintura del árbol al que siempre íbamos a jugar, ¿Te acuerdas?

- Justo iba a decirte sobre este cuadro -musitó emocionado, tocándose el pecho con el rostro conmovido-, ¡Ah, tengo tanta nostalgia ahora! Creo que voy a llorar.

- Oh, bebé llorón -se burló, ganándose un empujón con el hombro. Sungjae miró fijamente la obra luego de reír, ensimismado.

- Es realmente increíble todos los detalles que tu mente recrea y que yo he olvidado -halagó Sungjae, sin dejar de mirar la pintura y alzar la mano para señalar algunos detalles-. Adoro que hayas captado la luz que atravesaba los árboles y las hojas de sus ramas como a la una de la tarde. Lo recuerdo. Amaba tanto cuando nos quedábamos dormidos ahí los fines de semana después de almuerzo, y nos despertábamos casi al atardecer con toda esa luz cálida... Dios, Tae, realmente extraño esas épocas -se volvió a mirarle con profunda nostalgia, dándole un apretón suave en el hombro.

Taehyung realmente no podía creer que Sungjae estuviera allí, aunque sabía que estaba en Seúl, no pensaba que su vecino y mejor amigo de la infancia iría a su exposición aunque lo había invitado hace meses.

Sungjae había sido un amigo importante, de hecho su mejor amigo, durante su estadía en la casa de su abuela en Daegu, pero tuvieron que separarse ya que la familia de Sungjae se mudaba mucho por el trabajo del padre. Siempre habían mantenido el contacto y de vez en cuando planeaban viajes para ver al otro, aunque últimamente ninguno de ellos tenía el tiempo. 

Tócame. HOPEV.Where stories live. Discover now