22

16.6K 2.8K 915
                                    

No sabía porqué estaba tan enojado.

Sabía que no debía estar de mal humor, es decir, todo en su vida iba de las mil maravillas. En el trabajo le iba bien, solía salir en grupo con otros profesores y conocidos, fue a ver a su familia adoptiva a Gwangju el fin de semana anterior, ya no tenía insomnio gracias a las pastillas, dormía sus ocho horas diarias y seguía con su hábito de salir a correr todas las mañanas, incluso Mel no había seguido insistiendo en su relación porque había viajado por trabajo a Japón y se quedaría dos semanas allá. Todo iba relativamente bien, tranquilo, y debería agradecer que las cosas no fueran un desastre como lo fueron en su adolescencia.

Debería estar contento, no siendo un cavernícola enojado.

Hoseok de verdad no se daba cuenta cuán enojado se encontraba hasta que le tiró un zapato a Namjoon, dando directamente en su cara y sacándole sangre, sólo por comerse su helado de naranja y chocolate.

Así que antes de que pudiera pedir la novena disculpa o arrodillarse frente al moreno por piedad, Namjoon lo había agarrado con fuerza de la camiseta y lo había arrastrado fuera del departamento sin ninguna benevolencia.

- ¡Arregla tu maldito humor de mierda, Hoseok! -exclamó Namjoon, furioso, mientras aún mantenía un pañuelo contra su nariz-, ¡Y no vuelvas!

- ¡No me puedes echar de mi departamento! -grito indignado Hoseok, haciendo ademán de entrar, pero Namjoon lo volvió a empujar casi haciéndole caer de espaldas.

- ¡Me importa una mierda, arregla tu actitud o no entras!

- ¡Ya te dije que lo siento, Nam!, ¡Lo siento! -suplicó el profesor, juntando sus manos como si estuviera a punto de rezarle-, ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?, ¡Te compro otro osito!

Namjoon arrugó más su expresión, furibundo e imperturbable.

- ¡Ve a dormir con Taehyung, porque aquí no duermes! -proclamó, cerrándole la puerta en las narices. Hoseok estaba estupefacto e indignado a la vez.

- ¡Pero si no hablo con ese idiota desde el miércoles!, ¡Y hoy es sábado!

Namjoon, ante su grito, abrió la puerta unos centímetros apenas dejando ver la mitad de su rostro.

- ¡¿A quién tengo que enviarte para que te diga y que entiendas que me importa una m-i-e-r-d-a?!, ¡Y toma tus porquerías! -exclamó en un rugido-chillido final, lanzando su billetera, celular, sus zapatos y su chaqueta al piso fuera del departamento.

- ¡Yah, hijo de... -gritó furioso, pero luego bajo la voz mirando a su alrededor-... tu linda madre! -gruñendo, recogió todas sus cosas-. Maldito, porqué tiene una madre tan cariñosa si él es tan mugre. Urgh, mierda, ni siquiera puedo insultarle bien.

Maldiciendo a todo lo que se le cruzaba por la mente, en especial al escultor que no dejaba de aparecer en su mente besándose con un maldito tipo desconocido en un auto, se sentó en el pasillo con aire derrotado mientras suspiraba cansado. Se supone que era sábado, debería haber salido con alguien, pero en cambio se quedó viendo una serie que le habían recomendado y había terminado peleando con Namjoon cuando este sólo pasaba el tiempo en casa igual que él. Ambos no eran de ir de fiesta en fiesta y con el trabajo, mucho menos. Namjoon tenía más paciencia que él, muchísima, pero cuando la perdía realmente era extremo.

Tócame. HOPEV.Where stories live. Discover now