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Taehyung no solía contar los días, pero habían pasado tres semanas desde que Hoseok y él se habían reconciliado.

Si de algo estaba seguro, es que había pasado todo demasiado rápido y de una forma extraña, porque él pensaba que cuando se despertase después de la primera vez juntos, ya no encontraría a Hoseok. El profesor había tenido en mente alejarse de él, eso le había quedado claro por la manera en la que había perdido los nervios por su culpa. Lo que pasó después sólo podía explicarse como la atracción sexual que había estado latente entre ellos. Taehyung realmente pensó que después de eso Hoseok lo ignoraría o le diría alguna frase hiriente para alejarlo y dar por terminada su extraña relación.

Pero no lo hizo.

Había despertado horas después sólo por el ruido de la ducha, con restos de sudor y marcas en todo su cuerpo que hicieron que se ruborizase cada vez que se veía en el espejo. Y cuando fue a comprobar si realmente era Hoseok dándose un baño y que no se había ido, al verle tras la cortina no pudo evitar preguntar << ¿Vas a quedarte? >>.

No recibió una respuesta, pero quedó más que claro cuando terminó contra los azulejos, siendo follado por segunda vez. 

Desde entonces no hacía falta que ellos hablasen, de alguna u otra forma siempre terminaban en la habitación del otro después del trabajo, teniendo sexo o besándose hasta que les dolían los labios. El lugar favorito de Hoseok, había deducido Taehyung, era el sillón de su departamento. Cada vez que Hoseok solía ir a su departamento, sólo hacía falta que se sentara en su sillón para que Taehyung entendiera lo que quería. A veces podían pasar horas y horas sólo tocándose y besándose como dos adolescentes necesitados en ese sillón. 

No podía evitar abrumarse a veces, incluso cuando Taehyung no podía más, tener a Hoseok dentro de él era lo único que deseaba. Si Taehyung había sido pegajoso con sus antiguas parejas, con Hoseok no era diferente. Para él no existía el espacio personal y eso Hoseok lo sabía, incluso hasta ese momento parecía aceptarlo bastante bien. Cada vez que Taehyung lo abrazaba al abrir la puerta de su departamento -porque pasaban más tiempo en el que en donde Hoseok, por respeto a Namjoon, que ya se había quejado por los ruidos que hacían-, el profesor no lo rehuía ni hacía ademán de alejarse, es más, lo apretaba más contra sí y le llenaba de besos en el cuello, como si no hubieran dormido juntos el día anterior.

Sólo cuando no tenían la boca ocupada en la del otro -o en cualquier parte de su cuerpo- solían hablar del trabajo o de algo interesante que habían descubierto, hecho o leído. Taehyung realmente trataba de que su relación, desde entonces, no se basara sólo en sexo y más sexo; pero era difícil si Hoseok lo provocaba todos los días que le veía. Anteayer, Hoseok se encontraba relajado con las piernas abiertas echado en su sillón -mientras él trabajaba en un pedido-,  leyendo en voz alta con sus anteojos en la punta de la nariz, cuando no pudo evitar caer de rodillas ante él y complacerlo. 

Se supone que no habría nada de erótico en que Hoseok le leyera La Iliada de Homero, pero su cuerpo no pensaba lo mismo.

Taehyung creía que ese era el problema: su cuerpo. Cada vez que trataba de concentrarse en algo que no fuera Hoseok, su cuerpo recordaba la forma en la que lo tocaba, la piel contra sus dedos, los gemidos e imágenes obscenas en su mente y de un momento a otro se encontraba extrañando a Hoseok con tanta fuerza que era sofocante.

A veces pensaba que él era el intenso de la relación y trataba de relajarse un poco, de contenerse y mantenerse al margen, por eso usualmente trataban de no hablarse en la universidad, aunque pocas veces solían encontrarse durante mucho tiempo. Pero entonces Hoseok tiraba de él, lo sentaba en su regazo o le agarraba de la mandíbula y lo besaba cuando estaban solos. A veces pensaba que él podía leer su mente, porque lo encontraba sin necesidad de llamarlo.

Tócame. HOPEV.Where stories live. Discover now