3.- Una sola oportunidad (*)

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La sonrisa coqueta que Jack mantiene en su rostro me hace rodar los ojos. Esconde las manos en los bolsillos delanteros de sus jeans y eleva una de sus cejas, esperando una respuesta.

—¿Qué haces aquí? —Casi quiero darme una palmada en la frente en cuanto termino de pronunciar aquello.

Es más que claro que él se encuentra parado a mitad del estudio debido a la intervención de mis dos amigas, de las cuales me encargaría más tarde.

—Tus amigas dijeron que querías verme— suelto un bufido de frustración mientras le hago una seña con mi cabeza para indicarle que tome asiento en una de las sillas que se encuentran frente al escritorio.

Jack camina con serenidad hasta colocarse cómodamente frente a mí.

En ese momento me permito observarlo con detenimiento, la barba que tenía en el bar y que en ese entonces era apenas visible ahora se encuentra más tupida. Sus ojos me miran con curiosidad mientras mantiene una sonrisa ladeada en sus labios. La mandíbula marcada sobresale, el cabello negro un tanto despeinado, pero solo consigue darle un aire más relajado.

Los músculos de sus brazos son notorios, aun cuando no se encuentra aplicando fuerza en ellos.

Es más que evidente que el hombre es apuesto, cada centímetro de su cuerpo gritaba perfección, pero estaba plenamente consciente que Jack Morgan era la clase de hombre que traía problemas consigo, y yo no quería más de los que ya tenía.

—Solamente quiero aclarar que yo no quiero ni tengo nada de qué hablar contigo. Como te habrás dado cuenta en realidad yo no fui la que te llamó así que espero que esta sea la última vez que tenemos que vernos. No quiero involucrarme contigo...otra vez.

—¿Qué dices si te invito a comer? —abro la boca para decir algo, pero vuelvo a cerrarla. Lo observo con confusión ¿A caso no había escuchado nada?

—¿A caso no escuchaste nada de lo que dije? —pregunto con confusión.

—Escuché cada palabra que dijiste lindura —Ruedo los ojos cuando lo escucho llamarme de esa forma y la mueca que se forma en mis labios es incontenible.

—No me llames así ¿Quieres? —Ahora es el turno de Jack de rodar los ojos.

—No recuerdo que estuvieras así de agresiva ese día. —Dejo caer mi mano con un movimiento fuerte mientras lo observo con indignación. El ruido hace que varias de las personas que se encuentran a nuestro alrededor nos observen curiosas.

—Es suficiente Jack. Vete, ya quedó todo claro. No quiero hablar contigo, no quiero hablar contigo, no quiero tener nada que tenga que ver con tu persona.

Contrario a todo lo que creo que va a hacer, él sonríe.

—Vamos Montserrat. No seas tan amargada ¿Qué tal si eres un poco más amable y aceptas mi invitación para comer?

—Ugh. Eres odioso ¿Te lo han dicho? —Jack suelta una risa —Me sorprende que recuerdes mi nombre y te agradezco la invitación, pero me veré obligada a rechazarla. —Hago una fingida mueca de sufrimiento mientras cruzo mis piernas.

—Vamos Montse, acepta solo una salida ¿De acuerdo? Y prometo dejarte en paz.

O si, ya me sabía perfectamente ese cuento. Dejarme en paz es lo último que va a hacer si acepto esa salida.

—Ya te dije que no ¿A caso no entiendes? —cuestiono exasperada.

—Perfecto, paso por ti a penas salgas ¿De acuerdo? —Pregunta mientras se pone de pie.

Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora