Capítulo 47

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Montserrat

Dos largos días habían trascurrido desde el accidente. Cuarenta y ocho horas en las cuales no había hecho más que extrañar a mi pequeña como si no hubiera mañana.

No podía esperar por el momento en el que el doctor dijera que estaba de alta, al parecer, el golpe que había sufrido en la cabeza había sido lo suficientemente serio como para que el doctor considerase dejarme un par de días más en observación.

—Estoy bien, no entiendo porque el doctor ha insistido tanto en que tengo que quedarme en casa —Replico.

—Estuviste inconsciente muchas horas, es normal cariño —Responde mi madre. Jack se había ido al departamento hace algunos momentos debido a mi insistencia.

Él tampoco había pasado mucho tiempo con nuestra hija, me encantaba el hecho de que el quisiera permanecer a mi lado, pero nuestra pequeña necesitaba que al menos uno de sus padres se quedara a su lado.

— ¿Has preguntado si quiera si mi pequeña puede estar al menos unos minutos conmigo? —Inquiero en dirección a mi madre.

—Lo he hecho, y no es posible hija —Responde ella. —Un hospital no es un buen lugar para un bebé. Hay demasiadas enfermedades que puede pescar.

—La extraño demasiado —Replico —Sé que está perfectamente bajo el cuidado de Anna pero eso no me hace extrañarla menos.

—Paciencia cariño —Dice mi madre mientras adopta una postura más cómoda en el sillón en el que se encuentra sentada. —Mejor dime ¿Cómo va todo con jack? —Inquiere con curiosidad.

—De maravilla —Respondo con una pequeña sonrisa —Es increíble mamá, Jack es un hombre maravilloso.

—Ya lo creo Montse, confieso que tenía mis dudas sobre él al inicio, pero me basto con verlo en la sala de espera completamente devastado para darme cuenta de que te quiere muchísimo —Mi sonrisa se hace más grande tras escuchar aquello.

—No sabes cómo me alegra escuchar que él comienza a ganar tu aprecio —Respondo —Con el tiempo verás que es un hombre completamente maravilloso, no te quedará duda alguna.

Mi madre me dedica un asentimiento mientras desvía su atención hacia una de las revistas que se encuentran en el lugar. Nos sumimos en un silencio mientras intento distraerme con uno de los libros que Luke me había traido. En ese momento, es como si algo se activara en mi cerebro.

La viva imagen de una mujer de cabello rubio se adueña de mi mente, puedo reconocerla completamente.

Sara Allen.

Sabía que no había sido el padre de Jack quien me había cerrado el paso, pero hasta hace algunos momentos no podía recordar con claridad quien era la persona que se encontraba delante de mí, pero por una brevedad de segundo pude mirarla. Y ahora mismo no me queda ninguna duda de eso.

—Cariño ¿Estás bien? —Inquiere mi madre.

—Solo me duele un poco la cabeza —Respondo cerrando los ojos por algunos segundos. Sabía desde el inicio que lo que había ocurrido no había sido un accidente, la persona que tenía delante tenía toda la intención de provocármelo. Sara Allen sin duda me odiaba lo suficiente como para querer matarme.

—Llamaré al doctor —Informa mi madre mientras se incorpora del asiento.

—No mamá, no es necesario —Pronuncio mirándola —Solo necesito que llames a Jack, tengo que hablar con él.

—Cariño, Jack se ha marchado apenas hace unos minutos ¿Por qué no lo dejas descansar? El pobre ha estado aquí demasiado tiempo.

Pese a todo el deseo que tengo de contradecirla, termino asintiendo. No quería esperar demasiado tiempo para decirle a Jack que en realidad Sara había sido la culpable de todo, pero en esta ocasión mi madre tenía razón.

Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora