38.- No es culpa tuya (*)

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Montserrat

Hoy se llevaría a cabo el baby shower de Anna, la planta baja de la casa de mi mejor amiga estaba decorada con infinidad de globos de color rosa y blanco, serpentinas colgaban del techo y las letras con el nombre de la hija de Anna y Will se encontraba en la mesa del centro.

Mi mejor amiga estaba reluciente, Anna mantenía su típica sonrisa radiante en el rostro mientras caminaba del brazo de Will. Ambos lucían increíblemente felices y me sentía verdaderamente feliz por ellos.

Anna se merecía a un buen hombre, había pasado por demasiadas cosas por culpa de sus padres que la felicidad de la que ahora gozaba la tenía más que merecida.

Suelto un bostezo cuando el cansancio me invade, había pasado gran parte de la mañana en la celebración, que ahora el agotamiento comenzaba a pasarme factura.

—Luces cansada —Volteo encontrándome a Anna, ella me observa con una sonrisa mientras se coloca a mi lado.

—Si —pronuncio—. Un poco, los últimos meses comienzan a ser agotadores.

—Ni que lo digas.

Mi mejor amiga tiene que incorporarse de nuevo cuando algunas personas se acercan a ella para despedirse, el lugar comienza a quedarse vacío con cada minuto que pasa y para cuando el sol comienza a ocultarse, sé que también es tiempo de marcharme.

Mi celular suena anunciando un nuevo mensaje, una pequeña sonrisa se coloca en mis labios cuando me doy cuenta de que se trata de un mensaje de Jack, diciendo que se encuentra justo en la entrada de la casa de Anna y Will.

Guardo mi celular en el interior de mi bolso luego de responderle que estaré con él en algunos minutos y me incorporo del cómodo sillón para poder comunicarle a mi amiga que es tiempo de marcharme.

—Anna —Ella voltea cuando escucha mi llamado. Se despide de las personas con las que se encuentra hablando y en pocos momentos ya se encuentra frente a mí.

— ¿Qué sucede? ¿Ya tienes que irte? —inquiere posando su mirada en mi bolso.

—Me temo que sí, me la he pasado increíble.

—Gracias por estar aquí —pronuncia con una pequeña sonrisa —¿Alguno de tus hermanos vino por ti? Si no puedo pedirle a Will que te acerque a casa. —Ofrece

—Oh, no —niego —Jack ha venido por mí, no te preocupes.

Una sonrisa burlona se adueña ahora de su rostro y no puedo retener el impulso que me sale ahora mismo de rodar los ojos.

—Me parece que entre ustedes dos las cosas van de maravilla ¿No es así? La respuesta es obvia, no sé ni para qué te lo pregunto.

—Tengo que irme —repito intentando librarme de la conversación que Anna parece querer iniciar respecto a la relación que mantengo con Jack—. No dudes en llamarme por cualquier cosa que necesites.

—Lo haré —articula. —Ahora no es por sacarte de mi casa, pero tu príncipe azul te espera.

Una pequeña carcajada se escapa de mi cuerpo cuando ella dice aquello, me acerco para abrazarla una vez más antes de darme la vuelta y encaminarme hacia la puerta de salida.

Reconozco el auto de Jack estacionado a pocos metros de donde me encuentro. Conforme me acerco, puedo verlo a través de la ventana del mismo que se encuentra abierta.

—Hola —Él me observa e inmediatamente una pequeña sonrisa se coloca en mis labios. Luce guapísimo, me es imposible no notar que se ha hecho un nuevo corte de cabello, y le queda espectacular.

Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora