Ella empieza a presenciar raros acontecimientos en su hogar. Está aterrada.
Decide empezar a escribir notas en su celular por si algo algo grave ocurre. Serán su testimonio.
Más allá de nuestra galaxia alguien llegó para hacerla cuestionarse no habe...
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VIGÉSIMA TERCERA NOTA
Dio la cara, revelar su apariencia le pareció oportuno.
Esa maldita sensación de incapacidad de mover mi cuerpo me dijo una vez más a que iba enfrentarme. He intentado mantenerme despierta pero el cansancio me acabó derrotando.
De lo primero que fui consciente fue del inmenso dolor en mi rodilla izquierda, en estos días el dolor fue leve, en ese instante el dolor se volvió insoportable. En medio del proceso intente buscar al causante con los ojos.
El pulso, el correr de la sangre por mis venas se detuvo al verlo sin expresión parado a lado de mi cama. Sorpresa. Miedo. Felicidad. Satisfacción. Nada de ello se dibujó en su rostro.
Poseía rasgos netamente humanos, si carecía de tener características iguales a las humanas lo desconozco, quizá estoy siendo imprecisa con estos dados, es el miedo quien me puede hacer errar. Puedo destacar que su piel era impecable, pálida. También su cabello negro igual que la noche destacaba.
《Debo concluir las pruebas》
Sus palabras volvieron a resonar en mi mente.
Su siguiente movimiento fue hacerse dueño de una inyección metálica con algún tipo de sustancia desconocida. Fue testigo de mi desesperación, realizar su propósito no fue frenado, parece incapaz de sentir empatía.
La aguja fría y metálica perforó la piel de mi rodilla, el líquido que contenía se me fue aplicado, sin que lo pueda impedir.
《Realmenteno comprendo estoy tratando de ayudarte humana. Será mejor que vuelvas a dormir》
El dolor, sus palabras fueron lo que volvió todo oscuro en mi habitación, la inconsciencia.
He despertado llorando, he revisado mi rodilla manipulada, ningún rastro de haber sido dañada logré encontrar.
Ninguna prueba minúscula de la manipulación en mi cuerpo a quedado presente, ni siquiera ese leve dolor en la rodilla que estuve aquejando, el leve dolor desapareció.
