Ella empieza a presenciar raros acontecimientos en su hogar. Está aterrada.
Decide empezar a escribir notas en su celular por si algo algo grave ocurre. Serán su testimonio.
Más allá de nuestra galaxia alguien llegó para hacerla cuestionarse no habe...
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VIGÉSIMA SÉPTIMA NOTA
Apenas puedo creer lo ocurrido. Mi nota anterior fue interrumpida, quedo inconclusa. El celular se resbaló de entre mis manos cuando el desconocido ser se acercó, ningún músculo de mi cuerpo se dignó funcionar para recuperarlo, recién logré recuperarlo, se había deslizado debajo del sofá. Esperé nerviosa uno cuantos minutos mientras cargaba y volviera funcionar con normalidad.
El desconocido habitante de mi departamento se presentó ayer, me habló como normalmente harían dos personas. Uso su voz, posee una voz encantadora, un tono diferente al que esperaba escuchar de su parte, esperaba un gruñido ronco, resonante, que dañará mis oídos.
《No puedo entender a los humanos. ¿Por qué me temes tanto? Estuve esperándote has tardado.》
Su ceño fruncido, mostrando impaciencia reveló que sus palabras eran verdaderas. Impaciencia, es la única emoción real que mostró.
Su piel y la negrura de su cabello gritaban por todas partes que no pertenecía a este mundo conocido.
《He sanado tu rodilla. Ibas a tener complicaciones en un futuro. Debió dolerte en estos días, pronto pasará. ¿Me temes por eso?》
Quería increparle que era por ello, por el total de eventos horribles que me hizo vivir, me abstuve porque no quería enfadarlo. Cuando toque mi rodilla después de sus palabras sus ojos astutos siguieron mis movimientos.
《Tu condición de humana fácilmente impresionable puede tenerte perturbada. Tus emocioneshumanas los abruman. Son demasiadas para ustedes. Por eso no los entiendo. Pero aquello es unos de los puntos por los que nos interesan》
Después de ello me lanzo una mirada inexpresiva. Tarde varios minutos en reaccionar, intentar moverme del lugar dada la fuerte impresión, espere que nada se escuchara, temblando fui a verificar si este ser seguía ahí. Encontré la habitación vacía. El dormitorio totalmente solitario.
Las luces se apagaron por completo como una ráfaga, solté un grito que alerto a mi amable vecino. Jimin tocó mi puerta y preocupado pronunció mi nombre, le abrí agradeciendo que la falta de luz dejara oculto mi estado de estupefacción. Nos hicimos compañía. Estuvo asustado por el edifico a oscuras, él mismo lo acabo confesando.
Ni siquiera el amanecer que se impone a estas horas luce seguro y me trae calma. Mi paranoia me enloquecería.
