Ella empieza a presenciar raros acontecimientos en su hogar. Está aterrada.
Decide empezar a escribir notas en su celular por si algo algo grave ocurre. Serán su testimonio.
Más allá de nuestra galaxia alguien llegó para hacerla cuestionarse no habe...
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QUINCUAGÉSIMA OCTAVA NOTA
Muy caliente. El mundo estaba caliente.
Las palabras de amor pronunciadas en la tonalidad singular de su voz. Besos. El romance.
Lo quería. Lo quería. Lo adoraba, quería que la felicidad del amor creciera con él a mi lado.
Las lecturas sobre romance puro ya no parecían ser tan absurdas ni ridículas. Tal vez debería volver a leer historias de amor con esta nueva perspectiva. Aunque por supuesto ningún protagonista masculino podía igualar al mío.
Me sentía tan liviana. Mis pensamientos estaban nublados, nada de lo que pudiera suceder ahora mismo parecía tener sentido, ni importancia. La sensación de sus labios sobre los míos dormían mis sentidos. Lo apagaba absolutamente todo.
Ni siquiera sabía cuánto había necesitado, anhelado y esperado ese beso. Estuve hambrienta, sedienta de Yoongi sin darme cuenta de la magnitud. La magnitud del deseo fue tanta. Ambos tuvimos las mismas ganas incontrolables de fusionar nuestras bocas. Él busco adueñarse desesperadamente de mis labios.
Tan pronto nos encontramos prendiendo fuego gracias a la pasión. Flotar en el aire durante el beso duró poco, me llevó hasta el centro del bosque para seguir con los besos sin soltarme de cada costado de donde me mantenía sujeta.
Era a la única chica que beso, sin embargo sus parecían ser expertos. Se amoldaban perfectamente a mí.
El deseo de besarlo otra vez iba me consume entera. Yoongi no ayudaba mucho paseando por ahí con el cabello revuelto, siendo tan únicamente atractivo. Disimulando mal querer lo mismo que yo. Entreabriendo la boca, deslizando ligeramente la lengua por su labio inferior como si estuviera imaginando que estábamos bajo un conjuro del beso eterno, disfrutando.
Las razones por las que no venía a llenarme de besos. Primero, teníamos público presente, sin embargo la segunda lo detenía el doble, Yoongi no sabía si era correcto, se debatía aún sobre cuanto contacto físico era permitido. Aquello era la prueba de lo nuevo que era en esto. Incluso por aquel debate contra su moralidad había olvidado que me ofrecí de su maestra.
