Ella empieza a presenciar raros acontecimientos en su hogar. Está aterrada.
Decide empezar a escribir notas en su celular por si algo algo grave ocurre. Serán su testimonio.
Más allá de nuestra galaxia alguien llegó para hacerla cuestionarse no habe...
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SEPTUAGÉSIMA CUARTA NOTA
El sujeto de tenebrosos ojos negros había permanecido sentado la mañana entera en el banco de parque, pude percatarme de eso antes de salir volando a mi lugar de estudios y despedirme de Yoongi que continuaba pensativo, ensimismado en sus pensamientos. En mi retorno el hombre seguía ahí inamovible. Corrí con prisa al interior de mi edificio, las luces del departamento estaban apagadas, esa fue la señal que Yoongi no se encontraba, bien había acudido a trabajar o ido en una larga vuelta, apostaba que era lo segundo, mientras escribo esta anotación él no ha regresado.
De alguna forma supe que el hombre en cuestión estaba esperando que fuera en su encuentro. Mis venas latiendo notoriamente supieron que lo hacía, este no miraba en dirección a mi vivienda, sin embargo, sabía que tenía que ir.
Eso fue lo que hice. Deje la protección que podían otorgar las cuatro paredes de mi habitación para ir a su encuentro, me coloque mi invernal abrigo, ni siquiera peine mis cabellos, fui porque mis piernas podían hacerlo, incluso la desconfianza no me detuvo, para cuando lo note ya estaba ahí con él, a su lado.
Fue el hombre de traje negro quien habló primero.
[Algunos evitan ver las verdades que se asoman en las esquinas de sus ojos, son esas que les gustaría ocultar]
Por un segundo pensé que se trataba de algún gurú que tenía como base principal, en la raíz de sus cimientos la verdad, volvió hablar de ello.
Seguí escuchándolo en silencio, seguía sin entender porque me lo decía precisamente a mí.
[Algunas verdades salvaron a la humanidad, otras por lo contrario han tomado la vida de cientos. Pueden ser fuego y hielo a la misma vez. Nunca se sabe]
Cada palabra salía de boca monótonamente, parecía un discurso que a repetido una y otra vez, el tono en su voz jamás se alteró. Siguió una línea estable. En ningún momento su cuerpo pareció nervioso, preocupado. En mis cálculos el hombre creía tener todo el tiempo del mundo a su disposición.
Volvió a quitarse los lentes, el impacto de sus ojos negros no fue igual que el primero, eso no significaba que dejaron de ser intimidantes, llevó su mirada al cielo, note que una especie de pesadumbre en la oscuridad de su cuenta ocular saltó. Desapareció en un instante.
