Ella empieza a presenciar raros acontecimientos en su hogar. Está aterrada.
Decide empezar a escribir notas en su celular por si algo algo grave ocurre. Serán su testimonio.
Más allá de nuestra galaxia alguien llegó para hacerla cuestionarse no habe...
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VIGÉSIMA SEXTA NOTA
Me atreví a venir. Tan pronto lo vi sentado esperando mi llegada supe que volver fue una mala idea. ¿En que estaba pensando cuando creía que la solución sería enfrentarlo?
Opté por escapar, la puerta de la entrada del departamento se cerró bruscamente ante el menor signo de huida, casi me doy de bruces con ella. Forcé la puerta intentando abrirla, golpee, la puerta no cedió ni un milímetro, esta vez mi voz obedeció pidiendo ayuda pero nadie acudió en mi rescate. ¿Nadie me escuchó?
Estoy arrinconada en la esquina de la sala ahogada por el llanto, las lágrimas nublan mi visión complicándome escribir.
El ser que habita conmigo sigue inmóvil, es una perfecta estatua de mármol sentada en el sofá, su mirada se fija en mí plenamente. Aunque signos de violencia no son su prioridad de mostrar me aterra todo de este, sigue sin mostrarse conmocionado ante mi miedo y súplica pidiéndole dejarme en paz.
Posee una marca en el antebrazo con líneas ondeadas, es la diferencia que señala que no es humano.
Le he cedido el control de la situación, si me deja escribir es porque tiene mis acciones controladas.