9.Perdido

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Puedo perderme

¿O quiero?

¿O no?

Puedo recuperarme

Puedo y no puedo

Puedo sentirme perdido

Pero puede significar que no pararé

LUIS

¿Que si unos ojos pueden robarte aliento? Cierto, ¿que si unos ojos pueden consumirte? Estoy seguro. ¿Puede el calor de agosto helarse de un cambio de ruta? No estoy seguro.

De lo único que puedo estar seguro es de que las manos siguen caminos que siempre quieren ser explorados y que la razón no acompaña a los quiero y no debo, que por muy firme que sea un hombre y muy buenos sean los principios a veces se desdibujan por inocentes ironías de lo que aparece en el camino.

La ironía en mi camino se presentaba en formato metro cincuenta y siete como máximo, con pelo castaño oscuro brillante, que bajo un flequillo descubren unos ojos verdes dignos de plasmar en un cuaderno de dibujo como mínimo, una nariz perfilada, una boca que parece esbozada por el mejor pintor, mis conocimientos sobre dibujos son escasos para poder reflejar esos rasgos, probablemente le diría a un pintor que me pintara su carita para que no se pueda borrar, porque aunque mi vida de enamoradizo -picaflor para los escépticos- es conocida por todos mis conocidos, y he visto muchos rostros, sin embargo prometo nunca haber tenido ante mí una mujer con una cara similar, son facciones definidas bien marcadas, pero a la vez redondeadas y con un toque dulce, lo que probablemente haría que si fueras por la calle a lo mejor podría incluso pasar desapercibida, no parece ser este tipo de mujeres que intente llamar la atención, de hecho diría que lo contrario, aunque la seguridad que aparenta podría contradecirlo, como me contradigo yo al mirarla entrenar en la distancia luchando contra una comba, lo que me hace reír y picarla.

Tener esta suerte de buena mañana me anima, si sumamos que ayer llegué precipitadamente a la isla por casi un infortunio y me encuentro con que no solo consigo retomar mi puesto de trabajo, sino que la primera persona con la que tengo que tratar es una chica que simplemente deslumbra, que con su presencia parece cegar mi sentido común... Evidentemente me llama la atención, quizás el posible infortunio no llegue a serlo del todo, pues la llamada que espero no llega, justo noto el móvil vibrar, es un mensaje citándome a las dos, justo cuando acabo el turno, la tranquilidad del mensaje escrito de una sola vez y sin mil exclamaciones se me hace extraño, un mensaje demasiado calmado para ser quién el que lo emite, eso me hace sentir confundido, pero a la vez pienso que puede ser positivo, tal vez es una falsa alarma y los problemas que me traían hasta la isla no acaban en mal camino, y que la coincidencia con esta espectacular mujer- que me ha cautivado incluso en cómo se expresa- sea una señal de que van a mejorar las cosas.

Aferrándome a la idea de que aún no sé bien qué es lo que ocurrirá tras salir del gimnasio y en este preciso instante está todo con pinzas en mi vida, me permito disfrutar los piques que la chica-que se llama Aitana- ha iniciado, se transformen en un tonteo que desencadena en una conversación sumamente interesante, una conversación sin pudor, hablando de relaciones sin llegar a ser soez y que se sucede con una naturalidad dejándome atónito, no puedo evitar intentar capturar los detalles de sus gestos, de sus expresiones, se nota que es habladora, lo que me hace sonreír y me entretiene en sobremanera, a la vez que gracias a ello deja las quejas a parte y es capaz de ir completando poco a poco los ejercicios, apenas he tenido que darle charla para que el entreno se vea desde una acción que haces por inercia mientras hablamos, probablemente no se ha dado cuenta y nos ha hecho amena a ambos la sesión de entrenamiento.

EN LOS MAPAS DE LA PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora