21. No Es Fácil

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Soy errores

Si errar es mi destino

Te dejo errar en mis senos

Dejándome caer en tus manos

Si te hago error

Seamos ambos error

Olvidando que somos humanos

Perdiendo miedo al error


AITANA

Si, una mirada puede llevarte al límite, puede deshacerte y envolverte, puede contener temor, anhelo, esperanza, sentirte error, hacerle sentir error y hacerme sentir errada.

Justicia es no permitirte ser acierto y convertirte en error sin saber que lo serás, que tus pasos no llevarán a ningún destino, que no soy un sendero sino un atajo, que quizás ni soy un camino especial o diferente a otro que haya visto.

Con miedo a ser insuficiente  por tomar un camino que quiero usar como atajo, sembrando a mi paso injustamente una semilla, sin pretender ver crecer un árbol, sino ver la primera rama brotar con una flor con deseo de apreciar su aroma una única vez, y permitirla marchitar… como recuerdos y sentimientos que almacenar y quemar desgastados de un solo uso…

Unos iris marrones ahora rehúyen mi mirada dañando un poco mi ego de mujer, quizás porque sus manos han abandonado todo contacto con mi piel, su cuerpo me da la espalda y su mirada no parece querer atenderme, sintiéndome débil y estúpida delante de alguien que sé que merece algo mejor, entendiendo que hay cosas más allá de la química.

Mi error ha sido que Luis estaba cogiendo un camino sin decirle que era un atajo, por carecer de información ¿acaso la había ocultado conscientemente? No contaba con los mismo datos que yo y eso era desventaja que no merecía ni él, ni merecía yo al convertirme en una mentira con patas.

Hacer e ignorar la realidad es como único había podido acceder a lanzarme sin sentido hacia él, sin pensar…

La electricidad y la química habían sido más poderosas que la razón, como aún lo noto cuando mi mano busca su espalda para que se gire de nuevo hacia mí y abandone las vistas de la ciudad por mí, pero el gesto no surte efecto sintiendo como la angustia puede descender por mis manos dubitativas sobre él, pensando en querer huir de qué puede sentir la otra persona, ¿qué siente él? ¿Acaso merezco que sienta algo por mí? ¿Qué piense en algo más allá?

El silencio puede que sea una tortura peor que una palabra inapropiada, sin embargo  mayor tortura es que hace unos instantes sus manos quemaran mi cuerpo y las mías intentasen hacer arder el suyo, todo ello me hace replantearme si acaso no ha sido suficiente ese acercamiento como para poder mirarnos a la cara.

Pero la piel puede arder por impulsos mientras la cabeza ordena acontecimientos y mi temor de dañarlo se instala en mi a la par que hacía unos escasos minutos dudaba de si aún existía una atracción real.

-Luis lo siento, sé que debería…yo…

Un profundo suspiro sale de él.

-No pasa nada-dice sin girarse.

Pero su voz es demasiado suave y áspera a la vez como para sentir alivio.

Mi cabeza por primera vez empieza a juzgarme desde el martes, sabiendo y analizando que nada tiene sentido, ni pies ni cabeza, como cuando me acerco a él.

Me propuse no hacer de más y dejar fluir todo, mantener en cierto modo las distancias para no crear ilusiones innecesarias asegurándome de que sólo sería una química que se resuma en una experiencia, no obstante no podía negar que puse más empeño en seleccionar la ropa del gimnasio y que no pude evitar buscar su mirada sobre mí, al igual que había flaqueado y perdido el control de mis acciones dentro del coche como si una versión diferente de mi misma naciese en su presencia.

EN LOS MAPAS DE LA PIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora