36. Canela

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Eres la canela en rama que acariciará mi piel

Serás el toque dulce que besará mis labios

Acariciarás la blandura de mis pliegues

Cocinaremos a fuego lento secretos

Que sellaremos piel a piel


Dicen que la cocina es la base de una relación amorosa, al final la unión de especias es la que otorgan sabor a una cocina experimental como es descubrir a otra persona a través de tus ojos, tus sensaciones e instintos.

Dicen que la cocina une a una pareja, las primeras citas se basan en cenas, comidas, paseos con helados, cenas a la luz de la luna o una hamburguesa dentro de un coche a las tres de la mañana, da igual pero la comida está en medio de esos primeros momentos habitualmente.

Quizás otros empiecen por la otra fase;  los juegos con nata y chocolate tan prototípicos o cuando no se halle otra cosa nutella o mermelada que se derramará en la mesa del desayuno encima de otro cuerpo, o se destruirán sábanas saboreándose uno a otro.

Quizás la comida une más que cualquier cosa y nunca ha habido duda de ello, ¿acaso se considera nada tan excitante y elocuente como fundir dos manos dentro de una misma masa o descubrir lunares con siropes que olvidas su sabor?

Intentaba apartar esas ideas de mi cabeza estando a escasos centímetros de Luis notando el calor de su cuerpo y sintiendo cómo mis palabras se reflejaban en los hoyuelos de su sonrisa que me confunden.

Era fácil enamorarse de Luis, pero no estaba enamorada, no podía manejar eso, no podía asumir eso como una realidad, menos en este momento, es un ingrediente en mi vida que alteraría demasiado mi composición y no estaba lista para ella, al final yo era como una tarta cocinándose a fuego lento y ahora mismo no sabía que ingrediente era idóneo añadir, precipitarme no era buena idea, es como cuando haces una masa, si paras antes de tiempo se puede desinflar y estropear, hay que añadir cada medida en su justa medida, igual que dar el toque de canela, si te pasas puedes robarle el sabor que pretendías obtener y opacar  el sabor de todo lo demás, y en este momento Luis era un poco esa canela opacando todo, inundando mi mente.

 Mis labios estaban a centímetros de los suyos y era consciente que tan sólo con un movimiento podía saborear la canela y quizás no hoy sino siempre y ese pensamiento aterra.

Sin embargo mi móvil suena, siendo salvada por la campana por segunda vez ante esta situación ya tan particular en la que parece que no acabamos por aclararnos entre nosotros.

-Crislo-digo contestando separándome.

-Hola Aitana, vi tu mensaje, usa la cocina como quieras ya sabes que hay confianza, no pidas permiso mujer ¿Ya horneaste el bizcocho?

-Mierda el bizcocho-digo recordando que estaba en el horno y me dirijo al mismo.

-¿Se te ha quemado?-pregunta riendo.

-No lo sé Cris, ay que desastre.

-Bueno entonces te dejo ¿Quieres que baje a ayudarte ?-pregunta.

-No-digo rápidamente.

Miro hacia Luis y me pregunto cómo explicarle la situación, aunque realmente sólo me apetecía quedarme a solas con él.

-Es decir, yo me voy a ir en breve porque volveré al hospital-le aclaro-además tengo que sacar el bizcocho Crislo, creo que se me ha quemado-digo abriendo el horno y veo como Luis se acerca y me hace señas para sacarlo y yo niego.

EN LOS MAPAS DE LA PIELWhere stories live. Discover now