15.Tu Felicidad

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MARATÓN 2/2

Fui fuego

Fui hielo                                                                            

Busqué agua

Busqué la calma

¿Pero que es tu felicidad?

LUIS

No le encuentro una explicación lógica al atrevimiento de colocar el brazo de la chica, que bien recuerdo que se llama Aitana, ¡Eres entrenador es tu trabajo! me digo, pero que mi aliento choque con su cuello no es necesario, de hecho juraría que la distancia de mi cuerpo con el suyo ha pasado de ser centímetros a casi milímetro de no ser porque en el fondo mi cabeza funciona, comprendo que debo otorgar espacio a una semidesconocida o nueva conocida, según considere , la cual evidentemente se ha tensado y no pretendo hacerla sentir incómoda, a pesar de haber creado juntos una atmósfera distendida basada en pirques por mi posible atropello, que ella haya instaurado bromas sobre nuestro encuentro lo hace todo más llevadera, la sesión se pasa a una velocidad inverosímil.

A cierta distancia la miro, ella toma la comba e intenta saltar…

Pensándolo bien el segundo encuentro ha superado al inusual primero, en el que ella casi cae al suelo si no llego a sujetarla, rio al mirarla de lejos, no creo que sea la persona más deportista del mundo aunque es delgada y se ve que tiene un cuerpo proporcionado y compacto, desde luego muchas mujeres desearían tener el vientre tan plano y el trasero en armonía con la gravedad como ella, aunque para mí las imperfecciones de un cuerpo es lo que lo hacen bonito, no obstante negar la sintonía y belleza de su figura era pecar, como lo que mi cabeza podía imaginar involuntariamente contra mi voluntad.

Me mira reír y entrecierra los ojos y mira alrededor buscando el origen de mi risa, conecta con mi mirada de nuevo y tropieza, mira la comba y me mira de nuevo, repite la acción creando un bucle gracioso y se me escapa una risilla, definitivamente pierde la coordinación por intentar estar a todo a la vez, a la vez río pensando en nuestro primer encuentro y su trauma con la comba, ella frunce el ceño deja caer la cuerda al suelo y se dirige a la zona de máquinas, preveo que planea saltarse el bloque de ejercicios de  cardio previo que acabaría así su entreno casi quince minutos antes, quince minutos que no quiero perder, así que me acerco.

-Oye perdona por reírme, no era por la cuerda eh-aclaro tocando su brazo.

-¿Ah no y de que te reías? Me estabas mirando-me acusa dándome con un dedo en mi brazo.

Me llevo la mano a la nuca ¿Cómo le voy a decir a una clienta que estaba estudiando su cuerpo y que mi cabeza había ido por derroteros poco correctos?, por otro lado anteriormente me fijaba en como resulta graciosa como se mueve con la comba y que he pensado que la coordinación y ella no son muy amigas cuando intenta estudiar que pasa alrededor, desde luego indicarle que es graciosa es más aceptable que la otra opción. Ella se aparta.

-No puedo decírtelo, pero nada malo en serio…-ella frunce el ceño haciendo una mueca con sus labios que es digno de estudio, aunque intenta parecer enfadada o interrogante parece la cara de una niña de seis añitos confundida porque no le dejan comprar más golosinas de las debidas, sin duda sus muecas las podría admirar en bucle, como cuando coge la comba, tiene una gracia natural en sus movimientos.

EN LOS MAPAS DE LA PIELWhere stories live. Discover now