37.Levitar

2.2K 98 84
                                    

Esos brazos que invitan al vuelo

Sus manos que te levantan del suelo

Una sonrisa que te separa del duelo

Una caricia enreda y desenreda el pelo

Un acto que es un anhelo

Fabricar contigo un recuerdo

Levitar contigo sin ser cuerdo

Sus manos suaves acarician mi espalda  dibujando senderos en los mapas de la piel, uniendo lunares y creando caminos nuevos, haciéndome sentir pequeña en su pecho donde permanezco apoyada luchando con la contradicción del sudor que recorre nuestros cuerpos a la que soy incapaz de poner solución separándonos por la deliciosa sensación del calor que emana su cuerpo.

La sensación de absoluta calma me hace permanecer con los ojos cerrados, acompañada de la suavidad de sus confortables manos en mi espalda, o quizás sea el cansancio acumulado de la noche anterior sin dormir, aunque probablemente algo tenga que ver los cuatro asaltos en que nos hemos devorado, comiéndonos a bocados, probando la canela y sobrando la misma después de dos bocados, sabiendo que sólo era la excusa para saborear piel ajena.

Quizás necesitase esa excusa para acercar su boca a la mía, sentirnos piel a piel y susurrarnos nuestros nombres como si fueran obras de arte, donde no podía entender que él no se sintiera como tal y él me hiciera sentir así, que nos hiciéramos levitar…

Era una sensación simple, sintiéndome ligera, una sensación de somnolencia, de levitación, donde todos los gestos, caricias y susurros eran por inercia, casi parecía un baile coreografiado descubriendo un camino en el mapa que era su piel, permitiéndome conocerlo un poco más, dejándome conocer también.

No podía pensar con claridad, y tampoco quería hacerlo, me dejaba llevar por esa levitación y mis manos dibujaban en su pecho mientras mi cabeza descansaba en su hombro para corresponder las caricias que relajaban cada vez más cada poro de mi piel, anhelando no tener que moverme de allí por horas.

Sus manos ascienden por mi espalda y devuelve mi pelo hacia atrás sin moverme del sitio para pasar a posar sus labios en mi hombro derecho, ante lo que sonrío y noto su respiración esbozada a través de una sonrisa cerca de mi clavícula donde deposita otro beso que me hace encoger con el tacto de su barba. Gruño porque no pretendo mudarme del sitio que quiere, por lo que aprieta mi espalda con su fuerte mano aún más hacia su pecho y me recoloco sobre su hombro moviéndome lo mínimo para que entienda que no pienso moverme.

Por lo que prueba a  pasar sus dedos cerca de mis costillas a modo de cosquillas pero no surte efecto, pues me relaja y suspiro, pero él intensifica las cosquillas.

-Luis-me quejo  levantando levemente la cabeza de su hombro y le miro frunciendo el ceño a la par que él estalla en risas.

Sonrío yo también y me mira a los ojos como disculpa.

-Lo siento-dice mientras me acuna de nuevo en su pecho.   

Acaricia mi pelo creando toda la calma en nuestros cuerpos que ríen y soy consciente de nuevo de nuestra desnudez cuando nuestros poros se erizan y la calma parece desaparecer dando paso a su picardía cuando una de sus manos se desliza por mi muslo.

-Quieto-le advierto.

-Sólo si me vuelves a besar-pide susurrando en mi oído con un tono pícaro que roza la dulzura en un tono infantil que me hace sonreír.

EN LOS MAPAS DE LA PIELWhere stories live. Discover now