EN LOS MAPAS DE LA PIEL

19.Canarias O Galicia

Rutas conocidas

Chocan con caminos desconocidos

Rutas desconocidas

Alteran caminos muy conocidos

La curiosidad muestra atajos

Y tú eres la única dueña de tu camino

AITANA

No pierdes la ruta todos los días, ni el paso con el que sueles caminar, a veces avanzas y otras retrocedes para admirar el paisaje.

Tampoco pierdes el autocontrol por nada que no sea intenso o te derribe como un oleaje brabucón e imprevisto, ni pierdes el autocontrol por una brisa leve, sino por un huracán que pueda levantar edificios, no puedes equivocarte de camino, sino que estás decidiendo perderte cuando atisbas una vereda con un precipicio que lo adorna  y tomas ese atajo, porque eso era Luis, un atajo, peligroso, sinuoso, excitante, atrayente e interesante.

Un atajo por el que sabes que puedes caer, y que también te puede ofrecer unas vistas nuevas de un lugar ya conocido por otra ruta diferente, probar a ver con otros ojos algo que ya conoces y que te es suficiente, pero quien ha visto Canarias también quiere ver Galicia ¿no?

Sin embargo cuando vas de caminata tienes que tomar un sendero u otro, cuando decides donde viajar tienes que decidir entre viajar a Canarias o Galicia…

Y ya conoces Canarias, Canarias está muy bien, Canarias huele a salitre, da sol y tranquilidad a través del aire caliente en verano que te invita a hacer arder aún más las tardes y las noches…

Aunque desconoces Galicia, sabes que huele a tierra mojada, tiene un aura nostálgica que embelesa prometiendo días de lluvia acogedores donde el rocío caiga delicadamente sobre tu rostro, arrancándote una sonrisa por sentir y  percibir la naturaleza ¿Y el frío no invita a abrigarte en unos brazos que se antojan cálidos? ¿No invita a guardar horas bajo sábanas robando calor humano a otra persona que quiera compartirlo?

Porque evidentemente Galicia quiere compartir ese calor, casi tanto como Barcelona, y Barcelona ya no podía negarse que ansiaba sentir Galicia, aunque jamás lo cambiaría por Canarias, porque Canarias había sido su todo, Canarias había sido su sitio incluso cuando no lo supo seguir siendo ni Barcelona, como para que Galicia le haga  si quiera dudar, Galicia sólo podía ser un viaje con billete de ida y vuelta, de una sola vez, simplemente por ver cómo era y sin más. Canarias o Galicia…

Aceptar que quería vivir Galicia, era aceptar que quería conocer a Luis, más allá de las barreras textiles y más allá de lo establecido socialmente, pero si era sólo eso; una visita ¿qué tan mal estaría? Cuando incluso Canarias me decía que podía irme de vacaciones, cuando Pablo había sido el que me hacía dudar… ¿O si no hubiera puesto una carta blanca sobre la mesa no me hubiera pasado lo que pasaba con Luis?

Si Pablo jamás hubiera mencionado esa carta blanca, esa posibilidad de probar antes de enfocarnos en un camino común, quizás y sólo quizás yo nunca habría mirado a Luis de la manera en la que lo miraba, ni me hubiera anclado a su cuerpo para acortar centímetros y saborear el eucalipto que era parte de su esencia.

Porque me enredé y me enredé más de lo que quería admitir, me enredé no sólo a su boca sino a su cintura y a su espalda, me quise enredar del todo, quise ser la hiedra que cubriese cada centímetro de la fachada ese hogar gallego hasta entrar en su interior, quise ser naturaleza en torno a él, quise y eso ahora lo sé…y él.

Él lo sabía, no por nada nuestros cuerpos habían perdido milímetros,pues no por nada había mantenido los ojos cerrados hasta que mis pies estuvieron en el suelo y me giré sobre mi misma y un buenas noches fue suficiente para subir a mi coche y emprender una huída, como una niña que sabe que ha enredado a un amigo para hacer algo malo, cuando ni el mismo sabe por qué está mal, porque la carencia de información crea vacíos legales en los sentidos, como percibir una acción tan sencilla y a la vez tan complicada como es besarse, lo había atraído y arrastrado, sentía eso, que lo había llevado a ello sin saber en qué punto estaba.