MARTA

45K 5.4K 1.8K
                                    

Entro en casa, cierro la puerta a mis espaldas, y me quedo apoyado en ella.

—¡Hoooola! —saluda Maria, que sale del baño y camina hacia el salón.

—Hola —también Verony.

Esta última está tirada en el sofá, concentrada en su nueva lectura. No me alcanza la vista, pero por el macabro dibujo de un payaso que aparece en la portada, juraría que está leyendo It, de Stephen King. Le encantan sus obras.

—Sí, hola —respondo.

—Andresito, ¿te pasa algo? —me pregunta Maria, mientras toma asiento junto a Verónica.

Niego con la cabeza. A mí no me pasa nada. Pero a Rebeca sí. A ella le ocurre algo malo, y no he logrado saber el qué. La rabia y la impotencia me están consumiendo. Debería haberme esforzado más por ayudarla.

—¿Seguro? —insiste mi compañera rubia—. ¿Hoy has visto a tu amiguita en el ascensor? ¿Cómo progresa vuestra relación?

Al escuchar su pregunta, Verony alza la vista, cierra el libro y repite:

—Eso. ¿Qué tal?

Dejo la mochila en el suelo y me siento sobre el sofá, entre mis dos compañeras.

—Sí que la he visto, sí.

—Y ha ido mal, ¿no? —deduce Verony.

—Seguro que no ha ido peor que nuestra intervención en tu clase de hoy... Lo hemos estado hablando y, lo sentimos, nuestro comportamiento ha sido un pelín inapropiado —se disculpa Maria.

—No me importa lo ocurrido hoy en clase. —Me sorprendo de mis propias palabras—. Es que, el encuentro con Rebeca ha sido... Ella estaba llorando.

—¿Llorando? —se extraña Maria—. ¿Y eso?

—No tengo ni idea...

—¿Le has devuelto el libro de Paper Towns? Igual es por eso —dice Verony.

—No, esto es algo serio.

—¿Seguro? Mira que todo lector odia a muerte que no le devuelvan sus novelas.

Niego con la cabeza.

—De verdad. Le pasa algo malo.

—Bueno, no dramatices. Todos podemos tener un mal día —le quita peso al asunto Maria.

—Ya, puede... —digo, pero no sueno convencido.

—Andrés, deberías dejar de preocuparte tanto por esa chica —me recomienda mi amiga rubia—. Apenas os conocéis.

—Tal vez tengas razón —cedo, aunque no lo siento así. En verdad siento que conozco mejor que nadie a la chica del ascensor.

Este pensamiento es muy egoísta. Ella tendrá su familia, sus seres queridos, pero yo me siento el más... ¿importante?

—Deberías conocer a otras personas y desconectar un poco —opina Verony—. Te vendría bien cambiar de aires.

—Sí —le da la razón Maria—. ¿Quieres venir hoy de fiesta a mi discoteca? Puedo conseguirte alguna entrada de última hora.

—No, gracias.

Mis compañeras me contemplan en silencio. No me hace falta mirarlas para saber que tienen cara de lástima.

—Y... ¿qué vas a hacer? Es viernes —me recuerda.

Yo me encojo de hombros.

—Veremos una película —dice entonces Verony, mientras me pega con el codo tratando de animarme—. Yo tampoco tengo ningún plan y hoy echan la peli del libro que tan rápido has tenido que leer. —Me guiña un ojo.

69 SEGUNDOS PARA CONQUISTARTE (EN LIBRERÍAS Y WATTPAD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora