INFLUENCER

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Maria y Verony no han tardado en formar parte del grupo Los Seis, y con estos dos nuevos fichajes se podría decir que ya somos Los Ocho. La fiesta ha comenzado a la una del mediodía, y la casa se ha ido llenando poco a poco. Ahora, a las tres, el salón está repleto de gente. Algunos bailan, otros charlan, otros se enrollan... otros bailan mientras charlan y se enrollan... Nadie parece aburrirse, excepto yo. Sí, me aburro. Me acabo de alejar de la pista de baile —del centro del salón que han iluminado con coloridas luces—, para sentarme a descansar en el sofá.

—Andrés, ¡no seas soso! —me grita Dan—. ¡Aburrido! —Odio cuando está bebido—. ¡Tómate una copa, chaval!

—Ya me he tomado una.

—Pues otra, y otra, y otra, y otra... ¡¡¡y otra!!!

No me gusta tratar con gente borracha. La mayoría se te acercan tambaleándose, se apoyan en ti, te hablan perfumándote con su apestoso aliento y... lo peor, de repente te quieren más que a nadie. Te hacen la pelota diciéndote lo majo, atractivo, buena persona y buen colega que eres. Debe de ser una inconsciente técnica de los borrachos para buscar apoyo y tener a alguien que les sujete la cabeza a la hora de vomitar. Sí, tiene que ser eso. El cerebro humano es muy sabio.

—Andrés, ¡sube! —me invita Maria a bailar con ella sobre una de las mesas del salón.

—No, gracias. Estoy bien aquí.

Tan solo quiero que me dejen en paz, pero, como cabía esperar, ocurre todo lo contrario:

—¡Andrés tiene razón! —grita Dan—. Ahí sentado se está genial. ¡Vamos todos!

—No, no, no... No se está tan bien, eh —reitero, tarde.

—¡Síííí! —Verony sale de la multitud con los brazos en alto.

Se bebe de golpe la cerveza que lleva consigo, se sienta a mi lado en el sofá y exclama:

—¡Juguemos a verdad o reto con la botella! —Muestra el recipiente que acaba de vaciar y, eructa.

—A ver, no creo que quieran... —Me interrumpen un montón de personas que tratan de coger asiento a nuestro lado.

En un abrir y cerrar de ojos, Los Ocho volvemos a estar reunidos, y pasamos a ser Los Diez cuando se acoplan Bill Etes y... ¡Claudia!

—Andrés, has conseguido traer a toda la peña —celebra Dan—. Eres un maldito influencer.


69 SEGUNDOS PARA CONQUISTARTE (EN LIBRERÍAS Y WATTPAD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora