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Harry había pasado dos días en Milán junto a Liam, aún no les habían dicho nada sobre aquella reunión porque faltaban llegar algunos socios del anfitrión y por eso se había retrasado. No sabían casi nada y estaban aburridos por lo que Liam había sugerido ir a recorrer los alrededores para estirar las piernas y tomar aire fresco, Harry asintió sin pensarlo ya que comenzaba a sentirse como un león enjaulado en aquella cafetería del hotel.

Caminaron por un paseo bastante tranquilo. Para Harry, que no solía apreciar la belleza de los lugares que visitaba, esta vez se permitió hacerlo y quedó maravillado. Por un pequeño momento fue solo Harry, no era un guardaespaldas, no cargaba con secretos de la mafia, solo era el observando aquel hermoso lugar junto a la persona más cercana a lo que se podía llamar "amigo".

Había muchos negocios que vendían diversas cosas como comida, ropa, recuerdos para los turistas, bebidas, entre otras cosas. Liam había entrado a uno dónde vendían whisky y otras bebidas alcohólicas que solo se conseguían en Italia. El rizado decidió esperarlo afuera mientras fumaba un cigarrillo y sentía la cálida brisa golpear su piel. Su pequeño momento de tranquilidad se vió interrumpido cuando sus ojos se posaron sobre una tienda en particular, era pequeña pero se veía acogedora gracias a su decoración y la gente que salía con brillantes sonrisas cargando bolsas en sus manos.

Era una tienda que vendía chocolates, todo tipo de chocolates.

Y si, aquello le recordaba a cierta persona que había dejado en Ámsterdam y que amaba los chocolates. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al recordar que siempre que iban a hacer las compras, el omega dejaba grandes barras de chocolate a escondidas en su carrito y Harry siempre lo descubría cuando ordenaba las cosas que habían comprado en los muebles de la cocina.

Sus pies lo llevaron hacia esa pequeña tienda y unos minutos después, salió de allí con dos grandes bolsas repletas de todo tipo de chocolates.

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Finalmente, el cuarto día en Milán, los reunieron a todos en gran salón del hotel. Harry y Liam vestían sus elegantes trajes y no mostraban ninguna emoción cuando los alfas vestidos en extravagantes trajes, repletos de cadenas, anillos y dientes de oro ingresaban al lugar y ocupaban sus respectivos lugares.

Había seguridad de todo tipo, cada uno llevaba sus guardaespaldas y eso creó un clima tenso a su alrededor. Mark no había hablado con ellos directamente, solo había indicado lo debían hacer y se había ido a hacer quién sabe que cosas sobre más negocios.

Luego de una hora que pareció ser eterna para el rizado, todos los lugares se encontraban ocupados excepto el de la punta de la mesa, aquel en dónde iba el anfitrión. Liam y Harry esperaban pacientes detrás de Mark y de vez en cuando se dedicaban alguna que otra mirada para comprobar que todo estaba en orden.

Tan solo unos minutos después, las treinta personas que estaban sentadas en aquella gran mesa, se quedaron en completo silencio y eso era la indicación de que el anfitrión ya estaba aquí.

La puerta se abrió nuevamente y Harry se tensó al ver a Magnus ingresar con una sonrisa maliciosa en su rostro, caminando con elegancia y vistiendo un gran abrigo de piel que era lo que más destacaba en el ese día. Caminó en silencio hasta que se sentó en su lugar observando a los demás presentes sin borrar de su rostro aquella sonrisa que no indicaba nada bueno.

-Bien, empecemos con los negocios.- dijo alegre mientras alzaba al aire una copa con champagne que habían servido segundos atrás y todos los presentes sonreían de la misma manera mientras también alzaban sus copas.

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-¿No te aburres aquí encerrado?- preguntó Alexander mientras se sentaba junto a Louis en el sofá.

-No realmente.- respondió Louis observando al alfa a su lado.- Con Harry practicabamos defensa propia en el patio trasero, lo acompañaba a hacer las compras, o mientras el trabaja yo miro algún programa interesante en la televisión.- le dijo encogiéndose de hombros.

-Te has acostumbrado a estar aquí.- dijo Alexander más como una afirmación que como una pregunta.

-Llevo casi dos meses aquí, debo acostumbrarme.- respondió Louis encogiéndose de hombros como si eso fuera algo obvio.

-¿Y Harry?- preguntó Alexander con cautela y Louis sonrió pequeño ante la mención del alfa.

-El hace su trabajo, me cuida y es bueno en lo que hace.- dijo sin borrar aquella sonrisa y sintió una pequeña molestia en su pecho porque ya estrañaba a Harry.

-Oh, ¿Entonces no querrías otro guardaespaldas... menos serio?- Alexander vió como Louis se sorprendía ante su pregunta pero supo disimularlo.

-No, claro que no.- respondió de inmediato, arrepintiéndose al ser tan obvio en su respuesta.

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-Hey.- Harry habló con un tono cálido y Louis sonrió al escucharlo.

Ambos habían acordado una hora para poder hablar, ya que Alexander no debía enterarse que el omega tenía una manera de comunicarse con Harry porque eso les podría traer problemas. La idea de comprar esos relojes había sido buena y efectiva.

-Hola, ¿Todo bien por allá?- preguntó Louis bajito y se acomodó en su cama mientras de tapaba con las mantas.

-Si, la reunión se ha extendido hasta mañana porque eran demasiados socios presentes.- explicó Harry y Louis suspiró, el quería que el rizado regresara rápido y lo único que hacían era agregarle más días en Milán.

-Mm, eso suena aburrido.- dijo tratando de no mostrar demasiado interés.

-Lo es, créeme.- dijo el alfa con voz seria.- Te he comprado algo.- agregó y Louis sonrió sin poder evitarlo.

-¿Qué me has comprado?- preguntó mordiendose el labio para evitar que su sonrisa creciera.

-Es una sorpresa, pero sé que te gustará.- respondió muy seguro de lo que decía.

-¿Cómo sabes que me gustará?- volvió a preguntar solo para molestar a Harry un poco.

-Digamos que tal vez te presto más atención de la que crees y conozco algunos de tus gustos.- esa respuesta sin dudas sorprendió a Louis, lo había tomado desprevenido dejándolo totalmente descolocado y con una sonrisa boba en el rostro.

-Oh, b-bueno, si tú lo dices.- dijo nervioso y Harry rió un poco al escucharlo.

-¿Alexander es bueno contigo?- preguntó de repente volviendo a ponerse serio.

-Si, ha sido agradable desde que llegó, voy a sobrevivir a el.- dijo bromeando solo para que Harry se tranquilice.

-Eso es bueno, sabes que cualquier cosa solo debes llamarme y dejo todo para ir hacia tí.- aquello le había salido con tanta sinceridad que Louis realmente sintió el tirón en su pecho porque quería que esté allí con el y no en otro país, no sabía de dónde venía aquel sentimiento y tampoco le apetecía saberlo.- Tu eres mi prioridad en este trabajo, ¿Lo sabes?

-Si, lo sé.- respondió Louis bajito y se acurrucó aún más en las mantas.

-Bien, debo irme ya.- le informó el rizado y Louis asintió.- Te llamaré cuando termine todo mañana.

-De acuerdo, adiós Harry.- se despidió Louis.

-Adios, Lou.

security ; larry stylinson. [omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora