Deviant's Behavior [Connor x Reader]

Capitulo XXXVI: "Misión cumplida" (18+) |2/2|

No había ninguna armadura aquí, en el sentido literal, o de otra manera. Lo agregaste a la pila de inseguridades, dejando que el momentáneo lapso en la fortaleza mental abriera la puerta a las dudas y la ansiedad. Al estar fuera de lugar en tu propia casa, Connor era la adición más reciente y tenía más control sobre...todo.

Todo estaba a la intemperie.

Te tropezaste con el espejo desde esta mañana; en la que proyectaste un cazador armado antes de partir en una expedición para cortar un tumor con manos despiadadas.

Te habías perdido... realmente perdida.

Parpadeaste con cansancio, con los dedos tocando el moretón, temblando ante las repentinas sensaciones de hormigueo que habrían dolido mucho peor hace unos días. Realmente fue algo horrible de ver.

Pero era hora de dejar de golpearte a ti misma.

Te habían desnudado y todavía estabas de pie. Te enfrentaste a probabilidades insuperables y las superaste. Y mientras que las cosas pueden ser una mierda entre tú y tus amigos en este momento; los conocías lo suficientemente bien como para saber que, después de una disculpa y quizás de algunos almuerzos contigo, todo volvería a su lugar.

Pusiste tu tiempo, atravesando el escurridor. Estabas saliendo. Hecho.

Te merecías esto...sea lo que sea, con Connor. Podría ser complicado, confuso y peligroso, y al final del día, todavía te haría feliz.

Acabas de volver a la cama cuando se abrió la puerta, y tu primera reacción fue para cubrirte. Para ocultar esa vulnerabilidad. Había una sensación de seguridad bajo tus mantas, tus hojas, como si tuvieras un dominio privado con permisos para otorgar o denegar.

Su mirada nunca abandonó la alfombra, sus cejas se fruncieron en un ceño fruncido. Había regresado a una quietud "robótica" que se había mostrado incluso a través de sus movimientos. Su barbilla presionó contra su pecho mientras miraba la caja en sus manos.

Connor, adorable y nuevo para vivir como era, aún no había dominado...ni siquiera había intentado dominarlo, ocultando sus emociones. Te habías imaginado que le tomaría un tiempo.

"¿Qué está mal?", Susurraste.

Lo viste diferente, de alguna manera. Sintió que sus ojos tiraban de tus corazones. El mismo par que había mirado dentro de tu alma el 15 de agosto con tu mundo en sus manos.

"Estoy..." Su LED parpadeó, tensando la mandíbula y torciendo la boca mientras buscaba respuestas, "Nervioso".

El anillo giratorio se solidificó, y dejó caer la caja púrpura sobre la cama.

"No tenemos que hacer esto". Le ofreciste una sonrisa sincera, "No estaré molesta,lo sabes".

"No, yo... quiero, es solo que..." Parecía frustrado por su falta de comprensión.

"Ven aquí", acariciaste la cama, las mantas te cubrían hasta la clavícula, "siéntate conmigo".

Él asintió e hizo lo que le pedías, doblando una rodilla sobre el borde mientras un pie lo mantenía en el suelo. Puso sus manos en su regazo, retorcido giro su cabeza para mirarte.

Guiaste su chaqueta fuera de sus hombros, sosteniéndola para que pudiera retraer sus brazos. Lo dejaste caer al suelo, su brazalete azul aterrizó junto a él. Tu pecho se niveló contra su espalda, los dedos desenredando el nudo de su corbata.

"Solo necesitas ponerte cómodo." Besaste su mejilla, y se dobló en una sonrisa.

"Siempre sabes qué decir." Él te miró por el rabillo del ojo mientras deslizabas la seda de debajo de su cuello, "Gracias".