Cap 16 | 50 sombras de Vegetta 2

11.7K 941 882
                                    

Narra Rubius

Llegamos a la mansión luego de haber cerrado la heladería, y de haberle asegurado que no habían gatos follando en el techo a la muchacha del helado de pistacho.

Todo esto con las risas burlonas de Vegetta y mi tracero muy pegajoso.

Al llegar a la mansión Vege tomó mi cintura y subimos hasta llegar a su habitación, yo estaba ansioso por saber que había preparado, busqué en la cama si habían flores o vino, pero había nada.

-Aquí no es la sorpresa - susurró en mi oído y yo me sonroje al notar que había adivinado mis pensamientos.

El me guió hasta su ducha y las imágenes de la mañana no dejaron de invadir mi mente.

Me comenzó a quitar la ropa mientras yo lo miraba con deseo.

Una vez me desvistió bien abrió la llave de la ducha y comenzó a lavar mi cuerpo, y aunque solo hacía eso, ayudarme a ducharme, yo estaba muy excitado soltando un montón de gemidos.

~Es que joder todo lo hace muy bien~

Una vez termino me ayudo a salir y comenzó a secarme, luego fue a su armario y saco unas cremas que olían a fresas.

Se acercó a mi nuevamente y comenzó a ponerme un poco en el cuerpo.

Yo lo miraba sin perder ni un segundo de aquel Dios griego que tenía frente a mi, tratándome como una muñeca de porcelana.

Regreso al armario y saco una cajita de ahí roja con un moño negro.

-Ponte todo lo qué hay en la caja y cuando estes listo usa el ascensor de mi sala de cofres - susurró en mi oído.

-¿Ascensor...? - pregunte confundido.

~¿Desde cuando hay un ascensor ahí?~

-Ten en mente que tienes 40 minutos para vestirte y encontrarlo, porqué si no, no dudes que no podrás volver a sentarte, no seré tan compasivo - hablo nuevamente en mi oído, tomo mi mano y la puso de tal manera que coloco sobre ella un reloj de arena, el cual al ponerlo en mi mano comenzaron a bajar su granitos de arena.

Y sin dejar que argumentara palabra desapareció de la habitación, yo tome la caja y al abrirla mi cara enrojeció a niveles que ni yo conocía.

Dentro de esta había un conjunto de lencería negra, muy destapada y ajustada, que tenía incluso unas medias largas.

~¿Enserio el quería que me pusiera esto?~

Sabía que no ganaría nada haciendo berrinche, ya que igual el vendría por mi, y escaparme ya no era una opción, era obvio que Vegetta podía encontrarme con una gran facilidad.

Así que dejando mi pobre orgullo de lado, tome esas prendas y comencé a deslizarlas por mi cuerpo.

Se sentía tan extraño, pero una vez me vi en el espejo, me sentí muy sexy, de echo me gustaba mucho como me veía, resaltaba bien mi pequeña cadera y mi tracero, ademas que las medias altas hacían que mis piernas se vieran más largas y esbeltas.

~Hasta yo me follaria~

Sonreí al notar como una simple prenda había mejorado mi seguridad.

Y con todo el valor del mundo y la caminata (según yo) más perra empoderada que pude hacer me dirigí a la sala de cofres.

Una vez ahí busqué con la mirada el dichoso ascensor, pero por más que buscaba parecía no estar.

Y mientras más pasaban los minutos mi seguridad volvía a flaquear.

Me desespere al ver que pasaba el tiempo y no habían rastro de algún ascensor, ya había probado en todo el suelo, pero no había nada.

Vi el reloj que Vegetta me había dado y en este ya faltaba unos cuantos granitos para que se acabara.

Busqué con la mirada todo el lugar y noté que aún no había probado donde estaban las lozas.

Y una vez más intenté ahí sin obtener resultado hasta que llegue a la última que estaba en una esquina de aquella sala y al hacerlo baje hasta llegar a un pequeño salón lleno de velas y con un cuadro de un hombre con una capucha de lobo.

-¿Que leches..? - pregunte confundido, mire y habían unas escaleras que bajaban a quien sabe donde, pero al bajarlas era imposible pasar aquellas puertas, ya que estaban reforzadas.

Volví a subir y noté que había una puerta roja al otro extremo.

Esta me dejo ingresar pero al hacerlo no sabía si quería salir corriendo o esto era aún más excitante.

La habitación tenía las paredes rojas, al igual que el suelo y techo, ademas que de estas paredes habían todo tipo de consoladores, látigos y otros juguetes sexuales.

Pero lo que más llamaba la atención era aquel hombre sentado en el borde de la cama con una camisa de botones negra desabrochada y unos pantalones muy ajustados, ademas que el color morado de sus ojos estaba más oscuro de lo normal.

Y ese increíble hombre me miraba con puro deseo palpable.

Palmeó sus muslos invitándome a sentarme sobre el y yo rápidamente fui y obedecí.

~Me siento tan sumiso~

El comenzó a inspeccionar todo mi cuerpo mientras yo me deleitaba con sus caricias.

-Párate - ordenó y yo de un salto lo hice, jalo mi cintura hasta el, y una vez ahí acercó sus labios a mi pecho y mordió salvajemente mi pezon por encima de la ropa, mientras con una mano comenzó a acariciar mi tracero y darme nalgadas, las cuales fuera de dolerme me estaban poniendo a mil.

-No te imaginas lo caliente que te miras con esa lencería - comenzó a decir mientras se ponía de pie y tomaba mi cintura para guiarme a  una pequeña plataforma de madera, la cual sobre ella habían unas cadenas que estaban encadenas al techo.

Y una vez subí a aquella plataforma el tomo las cadenas y las comenzó a atar a mi, puso una en cada muslo haciendo que estas me levantaran un poco y que la única manera de tocar la misma plataforma fuera si ponía mis pies de puntitas, las otras cadenas las puso en cada extremo de mis muñecas, al hacer aquello mis brazos quedaron alzados, yo estaba muy nervioso y ansioso al mismo tiempo.

Subió a la plataforma para acercarse nuevamente a mi, dándome un beso muy apasionado, así mismo mordiendo mi labio lleno de deseo y sacándome un gran gemido, luego caminó hasta una mesa y regreso con un pequeño látigo.

-¿Listo osito?

Enarque una ceja y sonreí coqueto.

-Castígame para que sepa de quien soy - dije tratando de sonar sexy, el se acercó con la mirada más depredadora y excitante que había visto.

-Oh chiqui, te por seguro que luego de esto jamás olvidarás a tu dueño.

~joder enserio necesito la silla de ruedas~

~joder enserio necesito la silla de ruedas~

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Depresión[Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora