Cap 31 | tuyo (Maratón)

7K 719 821
                                    

Narra Rubius

Una semana, una semana había pasado desde que hablé con Vege, una semana en la que las cosas casi habían vuelto a ser como antes.

Pasábamos todo el rato juntos, riendo y tonteando.

Y no me quejaba, para nada, volverlo a tener entre mis brazos era lo mejor, volver a sentir sus caricias, tener su atención para mi, volver a tener sus sonrisas y risas para mi, todo era perfecto, aun así había un problema, un problema que no me dejaba dormir por las noches.

El problema de todo era que en ningún momento había probado esos labios.

Cosa que sinceramente me estaba volviendo loco, muy loco.

Y como había dicho antes, no podía apresurar las cosas, lo sabía, no podía pedirle un beso cundo apenas había logrado arreglar las cosas, y no iba a arriesgarme por un beso ¿verdad?

-Iré por más palomitas - anunció Vege sacándome de mis pensamientos mientras se levantaba del sillón, en donde nos encontrábamos los dos.

Estábamos en su casa viendo una película luego de trabajar en la parte de arriba de su mansión.

Como había dicho, las cosas habían vuelto casi a la normalidad, ambos nos veíamos todos los días sin falta, ya sea en su casa o en la mía.

Aunque las noches donde dormías juntos no se habían vuelto a repetir y una parte de mi lo agradecía, ya que no sabía que tan Grande era mi fuerza de voluntad como para no abalanzarme a sus labios y devorarlo.

Sentí una manitas en mis pies las cuales volvían a sacarme de mis pensamientos no muy sanos.

Al bajar la mirada vi a Doblas, el monito alzó los brazos para que lo atrapara, y yo rápidamente lo tome para ponerlo en mi regazo.

Reí al recordar el día que lo vi por primera vez.

Flashback

Sus brazos eran simplemente deliciosos y yo no podía estar más feliz por estar entre ellos.

Aun sentía que estaba soñando, aun sentía que en cualquier momento despertaría y vería la tan triste realidad en donde no me encontraba entre los brazos del hombre al que amaba, en una realidad en donde me encontraba llorando en mi casa por ser un cobarde, por no ser capaz de decirle lo que sentía a Vegetta, no ser capaz de darle la cara para afrontar los echos, echos que lo más probables es que serían unos en los que el no quería saber más de mi, y joder que no hubiera podido hacer nada.

Pero fuera o no un sueño, lo único que sabía es que no quería separarme nunca más de esos brazos, quería permanecer en ellos el mayor tiempo posible, aspirando su aroma, deleitándome con su presencia.

Nos separamos muy a mi pesar y nos miramos a los ojos, ambos estábamos llorando, aunque con una sonrisa en los labios.

Y no era mentira lo que había dicho hace unos momentos, para nada sería mentira.

Planeaba luchar por el, planeaba luchar por su amor, costara lo que costará, porqué sabía que cualquier cosa valdría la pena y no me importaba sacrificar algo tan vital como lo era mi aire, porqué no tenerlo a él sería lo mismo o peor que lo que me faltara fuera el aire, por lo tanto tenía decidido que lo iba a hacer, el sería el hombre más feliz del mundo, no volvería a llorar menos por un subnormal como yo, ese hombre de bellos ojos no derramaría lágrimas en vano que solo opacaba el morado de sus ojos.

Y si era sincero no sabía a qué punto podía llegar a ser egoísta con el, porqué aunque era cierto que haría hasta lo imposible por verlo sonreír todos los días, también había una parte de mi, que me gritaba que no lo merecía, que alguien como yo que le había dañado tanto, no merecía a ese hombre, ni siquiera las sobras de él, y aunque me doliera admitirlo, esa parte tenía mucha razón, pero la verdad, yo era un egoísta obstinado que quería despertar todos los días con sus besos y caricias, que deseaba más que nada volver a sentirlo, que quería ser el dueño y causante de todas esas sonrisas, y no me podía imaginar un futuro en el cual hubiera otra persona que hiciera eso por mi.

Depresión[Rubegetta]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum