Depresión[Rubegetta]

Cap 46 | Duele

Narra Rubius

Mi pulso estaba acelerado, mis ojos picaban queriendo desahogarse en llanto, pero mis pies, mis pies fueron los únicos que reaccionaron casi automáticamente y sin pensarlo se movieron hacia él, se movieron porqué sabían que serían los únicos que me darían respuestas, respuestas que aún no quería ver y aceptar.

~No lo creeré hasta que lo vea con mis propios ojos~

Willy seguía hablando, o al menos lo supuse al ver que movía sus labios, porqué mis oídos no eran capaces de escucharlo, porqué solo escuchaban mi corazón a punto de salirse, porqué solo escuchaban las miles de voces que me gritaban que era un tonto, que era un tonto incapaz de hacer feliz a la persona que amaba, un tonto insuficiente que había hecho que buscara amor en otro lado, en otros putos brazos.

~¿porqué con el?~

Y sin dejarlo reaccionar lo empuje lo suficiente como para botarlo y poder pasar, sabía que lo había golpeado, pero no importaba, nada me importaba justo ahora, absolutamente nada.

Camine a su elevador, bueno en realidad corrí hacia el y todo casi como si fuera de vida o muerte, aunque lo más probable es que lo fuera, lo más probables es que aquello que encontraría podría destruirme a tal punto que no sabía cómo saldría adelante, que no sabía cómo continuaría, que no sabía cómo seguiría viviendo con la certeza de ser tan asquerosamente insuficiente.

~¿Cómo seguiré sin él?~

Subí y lo busqué con la mirada, busque algún indicio que no estuviera ahí, que él no estuviera ahí, que todo fuera un producto de mi imaginación.

Y aunque solo había visto dos pisos contando con el de abajo, para mi habría sido malditamente suficiente, habría sido tan suficiente que me largaría de ahí, me largaría porqué estaba dispuesto a tomar cualquier extremo que me diera un poquito de confianza, por más mínimo o y delgado, lo tomaría sin dudarlo, cualquier pizca para que este sentimiento se fuera, para que esté estupido sentimiento se fuera y me dejara en paz, me dejara de atormentar y me devolviera toda la paz que necesitaba, toda la paz que mi débil cuerpo suplicaba, suplicaba mientras se caí a pedazos con cada maldito pasó que daban mis pies.

~Pero ¿cómo me iba ahora?~

¿Cómo me iba ahora que frente a mi estaban los pantalones de la persona que amaba? Que estaban sus jodidos pantalones doblados en la mesa de Willy.

~No, me niego a a creerlo~

Los tome con manos temblorosas para cerciorarme que fueran suyos, para intentar convencerme que esos eran de Willy, que esos no eran los jodidos pantalones de Vegetta.

~No son los suyos~

Los acerqué aún más a mi intentando tranquilizarme y más cuando tuve que aceptar la verdad, la maldita verdad que me gritaba a la cara que abriera los ojos, que esos eran sus labios pantalones y casi automáticamente los abracé a mi, los abracé a mi para tratar de pensar en el, porqué aunque dolía quería abrazarlo a él, quería que me abrazara y me dijera que todo estaba bien aunque fuera una vil mentira, pero sobre todo quería entender todo lo que pasaba, pero no podía, simplemente no podía o no quería aceptarlo.

~No puedo, no puedo
aceptarlo~

-Rubius por favor cálmate y déjame explicarte las cos...- me voltee brusco al escucharlo, al sentirlo tomando mi brazo.

Miré quien me tomaba y volví a ver a Willy, volví a ver aquella persona que podía tener todo lo que él quería, todo lo mío y verme a los ojos como si no pasara nada, como si él lo mereciera y yo no, yo no mereciera ni una miseria.