Cap 48 | Lagrimas 2

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Narra Rubius

Luego de eso Vegetta subió mis escaleras conmigo aún en brazos, subió hasta que llegamos a mi bañera y con cuidado me ayudo a sentarme en una pequeña mesa que tenía para mis cremas.

Luego se dedicó a preparar el agua de la bañera y una vez estuvo lista y tal como me gustaba a mi, regreso conmigo para sonreírme y darme un pequeño beso.

~¿porqué sus besos son tan tristes?~

Me ayudo a desvestirme y luego se desvistió él y aunque no fuera la primera vez que tomábamos un baño juntos, esta se sintió tan diferente, tan jodidamente diferente que dolía.

~¿porqué esto se siente tan mal?~

Juntos entramos en ella, yo encima de él, pero esta vez ninguno pretendí tocar al otro, esta vez ninguno pretendía llevarlo al lado sexual, esta vez era un simple baño que ambos necesitábamos, un simple baño que ambos añorábamos, un baño en donde lo único que acariciaba el uno al otro eran nuestras mejillas, las cuales quedaban tan húmedas que me preguntaba si mis lágrimas podrían mezclarse con el agua enjabonada.

~¿Porqué duele?~

Sus manos acariciaron mi cabello lentamente y fueron bajando por mi cuerpo, por mi cuerpo lleno de moretones,  mi cuerpo tan pálido y cansado, como todo mi ser.

Pequeños suspiros salían de mi boca, pero estos no eran de placer, estos eran tan cansados y adoloridos que cualquiera notaría la tristeza y desesperación que estos traían consigo mismos.

~Duele~

Sus manos se detuvieron en mis lastimados dedos, los cuales llevo a su boca para besar, los cuales trato con cariño y tristeza, pero no dijo nada, en realidad ninguno había hablado, pero no porqué no quisiéramos, simplemente no lo necesitábamos, nuestros ojos se comunicaban entre sí, nuestros ojos se decían todo y a la vez nada.

~¿porqué no sonríes?~

Al terminar nuestro baño, ambos nos secamos en mi habitación, los dos sin dejarnos de mirar un momento, sin dejar de memorizar cada una de nuestras fracciones.

~¿que sucede?~

Entonces sin dejarme vestir se puso encima mía, tomando mis muñecas y llevándolas arriba de mi cabeza, sonriéndome como antes, sonriendo como solo el sabía.

~pero su sonrisa aún no llegaba a sus ojos~

Sus ojos aún apagados recorrieron todo mi cuerpo desnudó hasta que se detuvieron en mis ojos, hasta que se detuvieron en mis ojos sin aparente necesidad de apartarlos  y yo tampoco pretendía hacerlo, yo solo pude sostener esa penetrante mirada, solo sostuve esa cansada mirada hasta que su sonrisa se desvaneció, hasta que sentí pequeñas gotas caer en mis mejillas, pero estas no eran mías, estas lágrimas eran de esos preciosos ojos morados.

~¿porqué lloras?~

-Te amo... - sollozó cerrando sus ojos con fuerza, manteniéndolos así por unos momentos, hasta que los volvió a abrir y se enfocó en mirarme mientras comenzaba a hablar - p....pero no te puedo hacer esto...... no puedo ver como te destruyes intentando salvarme, no puedo ver cómo pierdes tu brillo intentado encontrar el mío.... n..no puedo.

Al terminar de hablar su cabeza callo en mi pecho y ahí dejo salir todo, así como yo lo hice antes, dejo salir sus lágrimas y demonios, pero aunque yo lo hubiera hecho ya, aun quería llorar, aun quería desahogarme en su pecho, aun quería gritar hasta arrancarme el dolor.

~Aún quiero llorar hasta que el dolor desaparezca~

-N..No digas tonterías.. - dije entre lágrimas, aun intentado sonar convincente, aun intentado que mi voz no se rompiera más, que no se escuchara lo destrozado que estaba- S...soy feliz... s...soy tan feliz...

~Soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy feliz, soy tan jodidamente feliz~

-N..No mientas - susurró en mi oído.

-N..No lo hago..

Entonces de un tirón yo termine arriba de él y con cuidado se sentó en la cama, yo por mi parte puse mis piernas al rededor de las suyas, sus manos bajaron hasta mi cintura, la cual acarició.

-Eres tan perfecto - soltó mientras subía una mano hasta mi mejilla, volviendo a acariciar esta - eres tan perfecto que no mereces llorar en las madrugadas, que no mereces morder tus dedos así - tomo mi mano y la llevo a su boca para volverla a besar y luego ponerla en su mejilla, en la cual rodaban lágrimas tan gruesas como las mías - eres tan perfecto que siempre que entras a un lugar todo brilla, con tus tonterías, con tus ilegalidades - rio por lo bajo al igual que yo, pero esas risas no tardaron mucho en transformarse en sollozos - eres tan perfecto que tú solo debes dedicarte a darle envidia a las estrellas, que solo debes hacer sentir a los demás feos por lo lindo que eres, que solo debes sonreír porqué cuando lo haces parece que el sol brilla más fuerte, porqué cuando sonríes los pájaros cantan más alegres - sus manos fueron a mis mejillas y junto nuestros labios en un melancólico beso - eres tan perfecto que los Dioses te envidian y aman a la vez - otro beso, solo que este fue acompañado por sus caricias en mi cuerpo - eres tan perfecto que no hay criatura que no se a enamore de ti - volvió a atacar mis labios con más hambre que antes, volviendo a intercambiar nuestras posiciones - eres tan perfecto que cualquier hombre o mujer se volvieran locos con tu cuerpo - comenzó a besar mi piel lentamente, soltando jadeos tristes y lágrimas que quemaban mi piel como si fueran llamas - eres tan perfecto que no mereces esto - y ahí se volvió a romper, ahí volví a escuchar su llanto más que antes, alarmado me levanté lo suficiente para que nuestras caras estuvieran frente a frentes, tome su mentón e hice que me mirara - Te amo Rubén Doblas y por eso tenemos que terminar esto - nos señaló a ambos - no quiero hacerte más daño.

~No me dejes~

Tome su cara entre mis manos y el hizo lo mismo conmigo, los dos sin dejar de vernos, los dos sin dejar de sentirnos.

-No... por favor... eso no es verdad - dije tratando de sonreír, tratando de aparentar que todo estaba bien, que yo lo estaba - t..tu me haces feliz..... y..yo te amo... te amo Samuel de Luque - junte nuestros labios en otro beso, un beso muy diferentes a los demás un beso que tenia miedo de terminar.

~No te vallas~

-L..Lo se Chiqui..... lo sé... y por eso necesito que seas libre... que seas tan libre como una mariposa.... - nos miramos a los ojos y aunque quería apartar la mirada, no podía y no quería - quiero que seas libre hasta que mi oscuridad no opaque tu brillo, hasta que mis lágrimas no se mezclen con las tuyas - pasó su pulgar por mi mejilla para limpiarme - y cuando vuelvas a ser tan brillante y feliz como antes, yo estaré ahí y no me importa esperarte toda una vida, porque juro que te buscaré en la siguiente.... te amo - volvió a besarme esta vez alargando más que antes el beso, esta vez queriendo alargar más nuestro encuentro, esta vez no queriendo despedirnos.

-Solo... no dejes de amarme.

-Nunca podría Chiqui.

-Nunca podría Chiqui

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Depresión[Rubegetta]Where stories live. Discover now