Cap 43 | Esperanza

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Narra Rubius

Me giré sobre mi cuerpo para tocar el otro lado de la cama para buscar algo, bueno, mejor dicho a alguien.

Abrí mis ojos con pesar al darme cuenta que estaba totalmente vacío el lugar que mis delgados dedos tocaban.

Inspeccione el lugar a fondo luego de acostumbrarme a la luz de aquella inmensa habitación, la cual se encontraba de la misma manera que la cama en la que estaba, sola.

Entonces recuerdos de la noche anterior llegaron como la escena de una vieja película.

Las lágrimas no tardaron en acumularse en mis ojos, los cuales luchaban por no dejarlas salir, me acomode en la cama tratando de seguir buscándolo, pero aun así no parecía haber rastro de él.

Mi corazón apretó con fuerza, tanta fuerza que podía jurar que si intentara hablar las palabras simplemente no saldrían, se quedarían cortadas en mi seca garganta.

¿Que debería hacer luego de mirar a la persona que amo sufrir de esa manera? ¿Cómo mirarlo a los ojos sin sentir que el aire se corta, luego de saber lo que sufría? Luego de saber que todas aquellas noches de pesadillas y llantos, eran ocasionadas por los mismos pensamientos, pensamientos que tontamente creí que podría borrar.

Y me sentía tan tonto, tan tonto al recordar como ingenuamente creí que podría curarlo, en como creí que el ya era feliz, en como creí que aquellos pensamientos se borrarían de su mente como si tan fácil fuera.

Tan Grande fue mi ego que no me dejó ver más halla de sus ojos, más halla de sus sonrisas falsas.

Aunque a quien quiero engañar, una parte de mi siempre lo supo, pero creo que siempre traté de convencerme que no era así, de convencer a mi mente que todo estaba bien, que el estaría bien, que aquellas pesadillas eran insignificantes, que cuando su mirada quedaba perdida en una parte de la habitación no significaba nada, que su sufrimiento había desaparecido.

~Pero, aun no es tarde
¿verdad?~

Trate de alejar aquellos pensamientos y miré hacia todos lados aún buscándolo, con la esperanza que el hubiera regresado, con la tonta esperanza que el aun estuviera ahí, que el estuviera ahí esperando a que despertara para hablar conmigo, esperando por decirme que todo estaba bien, que todo volvería a la normalidad, que el y yo seríamos tan felices como antes, tan felices como antes de aquel día que vi su cuerpo sobre una lápida con su nombre, pero aunque lo deseara con todas mis fuerzas, ese amante del morado no aparecía por ningún lado, haciendo que mi decepción se hiciera presente.

Hasta que una idea pasó por mi mente, era obvio que el si había regresado ¿verdad? Sino ¿cómo era posible que halla llegado a la cama? Yo recuerdo perfectamente como me quede dormido sobre el frío suelo y al despertar me encontraba sobre la cama, envuelto en sus sábanas moradas.

Y entonces algo no solo llamo mi atención, sino que también me saco la sonrisa más grande que alguien pudiera ver.

Sobre la mesa de noche se encontraba una bandeja, la cual contenía un desayuno que se miraba de lo más delicioso, justo como los que hacía Vege.

~Otra prueba más que el
volvió~

Hambriento tome aquel desayuno y comencé a devorarlo como el glotón que era, saboreando cada milímetro de ella, hasta que un pensamiento volvió a adueñarse de mi cabeza.

~¿Entonces si trajo todo esto porqué no está aquí?~

Me levante de la cama tan rápido que un pequeño mareo llego a mi cuerpo, obligándome a eso dará a qué pasará para que luego me fuera a intentar arreglar mi ropa lo mejor que podia y así verme por lo menos decente, para luego salir de la habitación en busca de él.

~¿porqué mi pecho comenzó a doler?~

Mi sonrisa apareció en mi rostro cuando escuché un ruido en la cocina, alegre corrí hacia ella sintiendo como esa rara sensación volvía a desaparecer de mi cuerpo, dejándome volver a respirar

Y mi sonrisa no desapareció hasta que llegue a la cocina, al igual que mi paso se detuvo con la misma rapidez con la que vino, y todo gracias a que mis ojos deseosos de conectar con esas perlas moradas, no hicieron contacto con nada menos que con Mangel.

El me miro con una sonrisa hasta que vio mi cara, entonces fue su cara la que se adornó con una mueca.

-Creo queh no etah muy feliz de verme eh Rubiu - dijo dándole una gran mordida a su sándwich.

-N..no es eso, es solo que.. - busque las palabras adecuadas, sintiendo cómo estás volvían a atorarse en mi garganta.

~¿porqué me cuenta sonreír?~

-Buscah a Vegetto - terminó mi frase - pueh se fue hace un rato - dijo sin preocupación a lo que yo lo miré con esperanza y una pequeña felicidad que quise disimular pero sin conseguirlo del todo.

-Osea que si durmió aquí - dije feliz y el me miro raro - ¿te dijo algo antes de irse? - pregunte antes que el cuestionara mi raro comportamiento.

-Pueh nadah, que me quedarah el tiempo que quisiera y que cuidara de ti cuando despertarah

~¿Cuidar de mi?~

-¿Y... te dijo a donde iba? - cuestione algo preocupado por lo último.

-Pueh le llamóh alguien y el contesto que ya iba para halla y se fueh - contestó como si nada.

~¿que es esta rara sensación?~

¿Es normal que sienta un raro presentimiento en el pecho?

Y es que una gran parte de mi se preguntaba la razón por la cual huyo de esa manera, sin mencionar que aún estaban presentes las imágenes de la noche pasada.

Aun quería hablar con el de lo que me había dicho, aun quería que habláramos de lo que su mente había estado guardándose.

Aun quería ir y abrazarlo para decirle que todo estaba bien, pero ¿porqué el había ido a otro lado?, ¿Porque parecí que estaba corriendo a los brazos de alguien más? ¿Porque sentía celos de alguien quien ni siquiera sabía con exactitud quien era? De echo ni siquiera tenía la certeza que Vegetta no hubiera ido a algo que no fuera ayudar a algún aldeano o alguna misión de última hora.

Y aun así quería gritar de la impotencia que sentía ante estos sentimientos tan venenosos.

-Mangel, vamos a buscarlo - dije armándome de valor.

-¿P..pero..... dondeh? - preguntó aún desconcertado.

-No lo sé, pero tranquilo, que tan difícil puede ser.

~¿Verdad?~

~¿Verdad?~

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Depresión[Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora