Nuestra maldita realidad

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Termino de subir por la escalera y al girar para tomar el pasillo se percató de la presencia de una chica de cabellos rosados, no había nadie por allí a quien conociera que tuviera ese color así que siguió avanzando ya con curiosidad.

La chica en cuestión se da la vuelta al escuchar los pasos a su espalda, y aunque se impresiona con lo que ve, no rompe su expresión tranquila.

—¿SinB? ¿Eres tú?

—Si soy yo.

Ella se queda estupefacta de volverla a ver.


Tiempo atrás

Los Angeles, en algún estudio fotográfico.

SinB pasa de acomodar las luces a dirigirse a la modelo, la chica parece tímida y es lo que menos tiene que ser en ese momento, a pesar de que la Jung tiene aspecto frío en cuestión de segundos hace reír a la chica haciéndola sentir en confianza y segura de ella misma.

SinB nunca mostró su sonrisa, se dedicó a darle una serie de palabras a la modelo que la llevarían a desenvolverse en la sesión, y todo eso que hizo fue observado por el dueño del estudio fotográfico, su jefe desde hace un año ya el cual ha visto ese efecto que SinB tiene en las personas, en particular en las modelos de su estudio.

—Jung ven aquí. —El hombre la llama a lo que SinB se aproxima en seguida— Entraste aquí al mismo tiempo que la señorita Jones ¿no es así?

—Éramos compañeras en el instituto.

—¿Me puedes decir donde esta ella ahora?

A SinB se le hace una pregunta rara ya que todos los que laboran en el estudio conocen el destino de esa persona, sin embargo ella da respuesta. —Está en Nueva York, abrió su propio estudio.

—Una triunfadora y tú sigues aquí de simple ayudante ¿Me puedes contar el motivo?

—No soy tan buena en esto.

—Eres una mediocre, tu portafolio es triste, tus fotografías no son ninguna obra maestra, podrías alquilarte para hacer fotos en cumpleaños de niños pero adivina, todos tiene esas cámaras fantásticas en sus celulares de última tecnología y tú no quieres ser del montón o sí?

—No. —No se inmuta por las palabras crudas porque las acepta.

—Deja esto Jung, lárgate de aquí, no es lo tuyo, no tienes la pasión ni la habilidad y eres una niña rica que ni siquiera necesita este trabajo. —Conoce esa parte porque SinB todavía es resguardada por dos hombres que hacen de su seguridad.

—¿Me está despidiendo?

—Desaparece de mi cara, presentate aquí. —Deposita una tarjeta en sus manos— Y con solo pararte allí van a contratarte, estoy seguro.

SinB da un vistazo a la tarjeta y niega con un movimiento de cabeza. —Yo no quiero ser modelo.

—Sabes decirle a las modelos como posar y que hacer por una razón, tienes una cara y cuerpo para esa industria, ve inténtalo, no pierdes nada, además ahora estás desempleada. —Termina su discurso dándole la espalda.

SinB se fastidia por la parte de quedarse sin trabajo y por las palabras de su jefe, que si bien fueron correctas, podía decírselas de manera amable.

Al final no le queda nada, hay argumentos para despedirla como que no es lo que el estudio busca y que ya duró demasiado de ayudante sin poder ascender, así que solo recoge sus pocas cosas que tiene allí las cuales, caben en su mochila y se marcha.

Nuestro Lado Oculto IIWhere stories live. Discover now