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El tipo de los glúteos perfectos montaba en la bicicleta estática de espaldas a Ariana. Movía las nalgas prietas con ritmo, arriba y abajo, de un lado a otro, al pedalear brioso con aquellas musculosas piernas. La conjunción del chirrido de la cadena y del sonido de su respiración esforzada, apagó el ruido de los pasos de Ariana detrás de él. No llevaba nada puesto, excepto los pantalones cortos de montar en bici. Ariana se recreó en la visión de aquellos hombros anchos que ahora brillaban bañados en sudor.

Aunque sólo llevaba dos minutos haciendo ejercicio, ya tenía el cabello aplastado contra la cabeza, aquellos largos cabellos claros le enmarcaban el rostro y acababan enroscados en la nuca.

Le pasó la mano por la espalda empapada y le apretó el hombro izquierdo para comprobar que su músculo deltoides estaba tan firme y duro como el resto del cuerpo. Luego se inclinó para besarle el hombro derecho. Aquella sensación cálida y salada hizo que Ariana apretara los muslos mientras notaba esa humedad que le invadía la entrepierna cada vez que veía el cuerpo semidesnudo de aquel hombre.

El tipo de los glúteos perfectos dejó de pedalear y, sin bajar de la bici, volvió el tronco hacia Ariana para atraerla hacia él. En cuanto ella se hubo colocado en el ángulo de sus piernas, notó la presión del pene, ya erecto, contra su vientre al descubierto. Ariana arqueó la espalda y se frotó contra el hombre hasta que lo hizo gemir. Luego él la cogió por las amplias caderas y empezó a masajearle el culo de tal modo que Ariana se animó a continuar lo que había empezado.

Él mantenía la mirada clavada en los senos desnudos de Ariana, que tras emitir un profundo suspiro y comprobar que el movimiento había hecho que se le endurecieran los pezones, los mostró más.

Ariana inspiró el olor a almizcle que él desprendía, y que el ejercicio y la excitación por verla habían potenciado. Se acercó para lamer una de las gotas de sudor que cubrían sus pectorales, que se contrajeron con el roce de la lengua. Acto seguido, le deslizó las manos por la espalda hasta alcanzar aquellos glúteos exquisitos que luego trató de agarrar. Él la movió hacia atrás, con la intención de bajarse de la bicicleta, la sujetó por la cintura con sus enormes manos y la levantó como si ella tuviera una talla treinta y ocho en lugar de una cincuenta. A su vez, Ariana lo abrazó con las piernas y le situó el sexo anhelante justo delante del miembro, de modo que ahora resultaba prácticamente imposible que él se quitara los ajustados pantalones sin ayuda. En aquella posición, Ariana trató de echarle una mano. Ambos estaban ansiosos y se movían con torpeza y de un modo extraño.

Después de que la prenda cayera al suelo, él dio un paso para desprenderse de ella definitivamente. Luego recolocó a Ariana para meter la mano entre sus cuerpos e hizo varios movimientos tentativos, con la intención de introducirse en aquel camino humedecido, ya preparado para recibirlo. Ariana se retorció impaciente, mientras le chupaba y mordisqueaba el lóbulo de una oreja, y él la correspondió apretando contra ella la polla ya engrandecida, con lo que ella vio aumentadas sus esperanzas de verse satisfecha.

Cuando por fin la penetró, Ariana dejó escapar un quejido de placer y se inclinó hacia atrás para elevar los pechos a la altura de la boca de su compañero, que empujaba hasta el fondo.

Parecían dos cuerpos que actuaran con una sola mente, con un mismo objetivo.

Ariana se restregó contra él en un movimiento ondulante para aumentar la fricción; el rugido que él emitió obtuvo un suspiro por respuesta. El hombre se tambaleó al tratar de mantener agarrada a Ariana, a la que empotró contra la pared al caerse hacia delante. Ahora, con cada empellón, ella sentía el yeso presionándole las nalgas y los hombros desnudos, así que se agarró a él con fuerza sin importarle si llegaba a clavarle las uñas; a fin de cuentas, eso haría que él se excitara más aún. Ariana tenía que alcanzar el clímax…

De repente, se oyó un bocinazo atronador que provenía del exterior. A Ariana se le nubló la visión de tal modo que no pudo llegar al orgasmo y él dejó de pedalear.

Ariana parpadeó sobre la lente del telescopio, mientras que se desvanecía su recurrente fantasía. Al otro lado de la calle, su objeto de deseo alargó el brazo para hacerse con la bebida isotónica que había en la mesa próxima a la bicicleta y se inclinó hacia atrás para dar un trago.

— ¡Mierda! —Ariana sacudió la cabeza para deshacerse de la imagen que aún ocupaba su mente y esbozó una sonrisa de arrepentimiento—. A ver, tú, tío de los glúteos perfectos, tienes que mejorar ese aguante, estoy decepcionada.

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A mi no me engañan... Ustedes también cayeron creyendo que era verdad ._./ hahahha

Una chica mala ➡️ Harry Styles ✔Where stories live. Discover now