XXXI

555 21 1
                                    

-Bien, pero ésas son formas legales de disfrutar de un subidón, mientras que si follas en público puedes acabar detenido.

Harry negó de nuevo con un gesto.

-Ni de broma. Ningún poli detendría a otro por tocar a su chica -alargó el brazo para acariciarle el pecho derecho.

Al escucharlo llamarla «su chica», Ariana se quedó como si le hubiera dado un abrazo tremendo. Se fijó en cómo Harry la acariciaba.

-Vaya cara dura, de todos modos, juzgarme a mí por espiar a la gente cuando tú eres un auténtico pervertido.

-Tienes toda la razón. Puede que fuera eso lo que primero me atrajo de ti.

-Bueno, entonces, ¿ya has follado en público alguna vez?

-Lo de tu balcón ha sido lo más parecido a triunfar en público que he hecho en mi vida.

-¿Triunfar? -se burló ella.

Ambos soltaron una carcajada.

-En serio, esto me interesa, ¿dónde te gustaría echar un polvo?

-No lo sé. En algún sitio en el que pudieran pillarme, como en la mesa de un despacho, en mi coche, en un avión...

-¿Y en un aeropuerto?

-Sí, también.

Ariana le pasó la mano por el hombro desnudo y le estrujó el bíceps.

-Bueno, puede que podamos hacer realidad alguna de tus fantasías.

En lugar de responder, Harry miró la hora.

-Es casi mediodía, ¿por qué no vas a ducharte y luego te llevo a comer por ahí?

-Esta bien -Ariana se puso de pie y se quedó mirándolo; allí tumbado en el sofá, estaba guapísimo, tanto que la dejaba sin aliento.

-Venga -la apremió-. Ve tú a tu cuarto de baño si quieres, ya uso yo el otro.

Ariana se dirigió a la habitación. Salir a comer con él era un paso más. Harry era tan atractivo que ella estaba encantada de que sus vecinos y sus amistades los vieran juntos. Tenía su ropa colgada en el baño y le encantaba verla allí. Era una imagen íntima a la vez que tranquilizadora.

Dejó la puerta abierta porque no le gustaba salir de la ducha a una nube de vapor. Abrió el grifo y se quitó el albornoz, retiró la cortina, se metió en la bañera y se hizo con el gel.

Tenía los pezones y el sexo doloridos. La verdad es que en menos de cuarenta y ocho horas los había utilizado bastante. Se enjabonó el cuerpo mientras se imaginaba a sí misma llevando a Harry a conocer a su familia.

Seguro que a sus hermanos, Matt y Tony, les caía bien enseguida, y Daiana se pondría muy contenta al saber que volvía a tener pareja. El problema sería, como siempre, su madre.

Victoria Austen era una mujer imponente. Nada le parecía suficiente, ni siquiera sus propios hijos. Ariana se había pasado toda la infancia escuchando que era demasiado gorda, demasiado vaga y demasiado tonta. Era su padre quien había hecho siempre de parapeto entre su esposa y los niños, por eso desde que Richard Austen había fallecido, las cosas habían empeorado.

La madre de Ariana se había enfadado al descubrir que su marido les había legado en su testamento algo de dinero a cada uno de sus cuatro hijos. Richard sabía bien que Victoria habría usado sus ahorros como un arma de control y aquel gesto había sido un ataque preventivo. La generosa donación había servido para que Matt estudiara medicina, para que Tony se mudara a Los Ángeles para conseguir trabajar como actor, para que Ariana abandonara su apartamento y adquiriera un piso con vigilante, y para que Daiana invirtiera en un nuevo negocio de encuadernación y reparación de libros. Ariana sonrió bajo la cascada de agua. Su padre habría estado encantado con todo aquello.

«Te echo de menos, papá. Harry te gustaría.»

Mientras se enjabonaba las piernas, Ariana trató de imaginarse la reacción de Victoria al conocerlo. Sabía cómo era su madre: la presentación iría seguida de un interrogatorio, y aunque las primeras preguntas no pasarían de ser agradables e inocuas, no tardarían en volverse duras condescendientes. Harry no tenía pinta de ser el típico hombre que se siente intimidado y aquello sacaría lo peor de su madre. Ariana decidió mantenerlos lo más alejados que fuera posible. Tras aclararse el cabello, se agachó para cerrar los grifos.

«No hay familias perfectas.»

Cuando estuvo lista para salir de la bañera, retiró la cortina y casi le dio un ataque al corazón: Harry estaba de pie justo delante de ella. Antes de que se hubiera podido recuperar para preguntarle qué hacía allí, él ya le había tomado la muñeca y se la había pasado por encima de la cabeza. Ariana protestó, pero él la ignoró, le puso una esposa en la muñeca y enganchó la otra en la barra de la cortina. Mientras Ariana miraba aún sorprendida su mano apresada y tiraba sin éxito para liberarse, Harry le tomó la otra muñeca. Con enorme rapidez se la esposó también a la barra.

Luego retrocedió dos pasos para distanciarse de la bañera y le sonrió.

Absolutamente desconcertada, Ariana observó su propio reflejo en el espejo. Se vio enganchada a la varilla, totalmente empapada y atrapada por las muñecas.

Tenía los pies descalzos aún en la bañera, adonde iban a parar todas las gotas que le resbalaban por el cuerpo.

-¿Qué estás haciendo? -protestó.

-Estoy ayudándote a hacer realidad una de tus fantasías.

Ariana se dio cuenta en ese momento de que Harry estaba desnudo. La erección de su miembro apuntaba, agresivo, hacia su cuerpo desprotegido. Harry alargó el brazo para retirarle de la cara los mechones de cabello mojado.

En cuanto Ariana digirió el contenido de aquellas palabras, una oleada de excitación la recorrió de arriba abajo. Se encontraba desnuda e indefensa en su propio cuarto de baño.

-Yo me refería a que me ataran a la cama -corrigió.

-Lo siento. No has especificado y he tenido que improvisar. -Con un tono petulante añadió-: Nena, tengo que confesar que estás impresionante así colgada.

Ariana se miró al espejo. Harry tenía razón. Con los brazos estirados sobre la cabeza, los pechos se expandían y quedaban tirantes. El contraste entre el cabello negro y la palidez de la piel resultaba increíblemente erótico. Parecía una diosa pagana ofrecida en sacrificio para calmar las iras de algún dios irritado. Al mirarse, los pezones se le endurecieron y quedaron como lanzas. Inmediatamente notó un fogonazo de calor en la entrepierna.

-¿Y ahora qué?

-Ahora vamos a jugar

Una chica mala ➡️ Harry Styles ✔Where stories live. Discover now