XLI

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-Pues claro que puedes, cielo; pero ¿qué es lo que te pasa?

Ariana resopló aliviada.

-Voy para allá y te lo cuento. ¿Dónde aparco?

-Llama al interfono del garaje cuando llegues. Te dejarán entrar. Sube al segundo piso y ven a verme al despacho.

-Gracias, cariño. Llego en diez minutos.

-Esta bien. Hasta ahora entonces -dijo Leah antes de colgar.

Más tranquila ahora que tenía un sitio donde ir, Ariana decidió llamar al móvil de Harry, que debió de reconocer su número en la pantalla y contestó enseguida.

-Hola, cielo, ¿qué tal el día?

-Pues no muy bien. Me ha pasado algo.

-¿Estás bien? ¿Qué es lo que te ha ocurrido? -a Harry le cambió la voz.

-Estoy bien, pero no quiero contártelo por teléfono. ¿Hasta qué hora trabajas hoy?

-Hasta las ocho, pero Louis y yo vamos a tener un descanso para comer dentro de nada, ¿quieres que nos veamos?

-Sí. ¿Puedes acercarte al despacho de Leah en Oak Cliff? -Ariana le explicó cómo llegar.

Harry le prometió que estaría allí hacia las tres y media, y no quiso colgar hasta que ella le aseguró por segunda vez que estaba bien.

Ariana se metió el móvil en el bolsillo de la chaqueta. Por lo menos ahora ya tenía un plan, aunque no le hacía gracias lo de contarle a Harry que había estado ocultándole información. Algo le decía que la conversación no iba a ser precisamente agradable.

Harry y su compañero llegaron a la oficina central de Heat media hora después que Ariana, quien, en este rato, había tenido tiempo de contarle a Leah lo que había pasado. Su amiga no le había hecho muchas preguntas; había preferido escuchar. Ariana le había descrito cómo había conocido a Harry y lo asustada que estaba ante la idea de que Abruzzi fuera a estropear su relación.

Cuando los dos policías llegaron al despacho de Leah, acompañados por el recepcionista, Ariana estaba arrucunada, con las pernas plagadas, en la esquina del sofá.

Harry se acercó a ella y le dio un beso en la frente.

-¿Qué es lo que te ocurre, cariño? -preguntó, pero al ver que Ariana mantenía la mirada fija en el hombre que se había quedado junto a la puerta, Harry pidió al otro policía que se acercara-. Ari, éste es Louis Tomlinson. Somos compañeros desde hace casi dos años. Louis, ésta es Ariana.

Louis medía unos quince centímetros más que Harry y pesaba al menos veinte kilos más. Iba vestido como Harry: vaqueros gastados y camiseta. El corte de cabello militar y las gafas de pasta le daban un aire de entrenador de instituto. Aunque la expresión del rostro era dura, Ariana pensó que su mirada era amable.

-Hola, Louis. Gracias por venir con Harry -saludó al tenderle la mano.

-No hay de qué.

El policía correspondió al saludo y luego volvió a dar un paso atrás, mientras barría el despacho con la mirada.

Ariana se preguntó qué pensaría aquel tipo sobre las antiguas portadas de números anteriores de la revista con que estaban decoradas las paredes. Algunas eran bastante atrevidas. De pronto se dio cuenta de que su amiga permanecía detrás de su mesa.

-¡Uy!, lo siento. Leah, te presento a Harry y a su compañero Louis.

-Ya me lo he imaginado -dijo ella sonriendo, al tiempo que salía de detrás de la mesa. Les dio la mano a ambos-. ¿Queréis tomar algo?

Una chica mala ➡️ Harry Styles ✔Where stories live. Discover now