Capítulo 8: Aquí empieza todo.

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Los días posteriores transcurrieron rápido debido a que nos pasamos bastantes horas entrenando. Realizamos ejercicios que mejoran nuestra habilidad con las armas y la puntería, el sigilo que se emplea en atacar a un enemigo por la espalda y los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Los entrenamientos fueron duros, aunque no son nada en comparación con lo que nos espera.

Y pues, respecto a la actitud de Josh, parece que ya va asimilando que esto es algo que tenemos que hacer. Es la misión más importante, pero también la que más riesgo supone.

El día ya está aquí. Estoy despierta antes de que suene mi despertador porque no he podido pegar ojo en toda la noche, los nervios y también que no he parado de darle vueltas a todo me han dificultado descansar en condiciones.

Me levanto de la cama y me cambio para ponerme el uniforme que suelo llevar siempre en misiones. Preparo mi mochila con todas mis cosas. No me olvido de coger mi saco de dormir porque probablemente no vuelva a dormir en una cama hasta que regrese, ni tampoco de un colgante que me regaló mi hermana en un cumpleaños. Tiene forma de corazón y al abrirse puedes ver una foto de nosotras. Ese colgante siempre lo llevo en misiones importantes para que me proteja y me traiga buena suerte, digamos que es como un amuleto. Luego echo un último vistazo a mi habitación, exhalo un suspiro y después salgo de ella, con mi mochila a mis espaldas.

Camino a través del pasillo, mis pasos haciendo eco en el suelo del mismo, hasta que llego al comedor. Allí me encuentro a Layla desayunando, yo me dispongo a hacer lo mismo. Me regala una sonrisa cuando me ve y yo se la devuelvo mientras me sirvo el desayuno: un batido de proteínas y algo de fruta.

–Buenos días –la saludo cuando me siento a la mesa, quedando justo enfrente de ella.

–Buenos días. ¿Has podido descansar? –me pregunta después de darle un sorbo a su batido.

–Qué va, estaba demasiado nerviosa.

–Yo igual –admite–, y mira que no me suelo poner nerviosa para las misiones porque ya tengo mucha experiencia y eso.

–Esta misión no es como las demás. Puede significar un nuevo comienzo si damos con ese tal Scott y conseguimos la vacuna.

–Lo sé, esa es la motivación que tenemos todos.

Seguimos hablando mientras desayunamos. Cuando terminamos, salimos afuera para preparar el coche que vamos a utilizar para desplazarnos hasta la ciudad. Mientras nosotras cargamos el vehículo con las mochilas de cada uno, los chicos terminan de preparar las armas con toda la munición.

A pesar de que es bastante temprano y el sol todavía no se deja ver por completo, nuestros otros compañeros salen al patio de la base para despedirse de nosotros y desearnos suerte en la misión. Entre esos compañeros está Kendall, la cual se acerca a mí para despedirse de manera más directa y personal.

–Has entrenado duro y ya estás preparada. Lo vas a hacer muy bien –me dice con honestidad al tiempo que sus brazos me rodean.

–Eso espero –digo por lo bajo.

–Hey –se aleja un poco de mí, sujetándome por los hombros–, yo confío en ti. Tu también tienes que confiar en ti misma. Tienes experiencia en esto.

–Tú y tu motivación personal no puede faltar –me río.

–Nunca –se ríe también–. Bueno, ten cuidado ahí fuera y cuídate mucho, ¿vale?

–Tú también.

–Buena suerte, Hannah –me dice con una sonrisa–. Y en todos los sentidos, ya sabes...

–¿Lo dices por...? Oh, Josh está mucho más calmado ya. No creo que dé mucho la lata.

–Bueno, tienes que irte ya –hace un gesto con la cabeza detrás de mí, indicando a mis compañeros que ya están listos.

–Nos vemos pronto.

–Aquí estaré.

Echaré de menos a mi amiga, eso es indudable, pero solo estaremos alejadas un tiempo. Así que, cuando nuestra despedida llega a su fin, me reúno de nuevo con mis compañeros para montarme en el coche. Sin embargo, se suma también la despedida de alguien que no podía faltar...

Spencer.

–Ha llegado el momento. ¿Estáis listos? –nos pregunta. Josh inmediatamente se pone tenso.

Oh, no. Otra vez no.

–No va a ser fácil, pero lo haremos lo mejor que podamos –dice Layla.

–Sí –añadimos Marcus y yo al unísono. Josh simplemente mira para otro lado.

–Os deseo lo mejor, chicos –nuestro líder sonríe gentilmente.

Una vez ya nos hemos despedido de todo el mundo, nos montamos en el coche. Josh es el que conduce y Marcus va a su lado en el asiento de copiloto; Layla y yo vamos en los asientos de atrás. Nos abren el portón de la base y salimos lentamente de ella cuando Josh arranca el motor. Poco a poco nos vamos alejando y en cuestión de unos diez minutos nos adentramos en la vieja autopista que nos llevará hasta la ciudad.

Una hora después, voy mirando por la ventanilla y veo un cartel que indica que ya estamos en la ciudad. Se me hace un nudo en el estómago por los nervios que siento. Es entonces cuando me mentalizo de que nuestra aventura comienza aquí y que ya no hay vuelta atrás.

A los pocos minutos, Josh pone el freno de mano y detiene el coche.

–No podemos seguir más. La carretera está cortada –dice al ver un montón de coches viejos y oxidados bloqueando nuestro paso.

–Tendremos que bajarnos aquí –dice Marcus, abriendo la puerta. Los demás le imitamos y nos bajamos.

Luego Josh abre el maletero y cada uno va cogiendo sus cosas hasta que quedamos bien equipados y armados.

–Lo primero, ¿tenéis las armas cargadas con munición suficiente? –les pregunto, y comprueban lo que les digo.

–Está todo en orden –contesta Layla, hablando por todos.

–De acuerdo. Lo segundo es sacar el mapa que me dio Spencer para orientarnos –pienso en voz alta, y abro mi mochila para buscarlo. Lo cojo y me quedo durante unos segundos mirándolo para situarme–. Vale, ahora mismo estamos en la parte este y tenemos que dirigirnos hasta la parte oeste para salir de la ciudad –ellos me rodean para ver cada punto que les indico en el mapa–. Podríamos recorrer la ciudad de punta a punta sin problema en línea recta, pero como es evidente que la ciudad está llena de obstáculos que bloquean las calles, vamos a tener que usar antiguos edificios que aún se mantengan en pie como camino secundario.

–¿Estás segura? –me pregunta Marcus–. Eso es muy peligroso.

–Vamos a tener que enfrentarnos con infectados igualmente –le recuerdo.

–Lo sé, me refiero a que acceder a edificios que llevan años abandonados no es muy seguro... pueden venirse abajo en cualquier momento.

–No te falta razón, pero no hay otra manera de salir de esta ciudad si no es adentrándose en esos edificios.

–Está bien... –respira profundamente–. Vamos allá.

Los Supervivientes De La TraiciónWhere stories live. Discover now