Capítulo 36: Tenemos nuevos compañeros.

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Después de despedirnos definitivamente de Kendall, bajamos las escaleras siguiendo a Ryan, en todo momento cabizbajos y sin pronunciar palabra. Su casa tiene un toque rústico y acogedor, pero no se parece ni de lejos a la de Amie y Jacob.

A través de la puerta de la cocina, vamos a la parte trasera de la granja, donde nos encontramos con unos establos, a los cuales accedemos. Allí hay varias cuadras, solo dos están ocupadas por caballos.

–Yo ya no monto. He estado cuidando de estos dos colegas durante un tiempo. A vosotros os hacen falta, así que os los podéis quedar.

Ahora mismo siento un poco de emoción entre tanto caos en mi interior. Desde que tengo uso de razón he amado a estos animales de manera incondicional. Me parecen unos seres preciosos que desprenden mucha fuerza y poder. Además, son muy dóciles una vez te conocen y confían en ti.

¿Cómo lo sé?

Porque estuve yendo a clases de equitación desde los diez años. Sé montar bastante bien, o al menos solía hacerlo en su día.

–Esto puede salir mal… –dice Josh por lo bajo, en cambio Ryan y yo logramos oírle.

–¿Por qué? –pregunta Ryan mientras ensilla a los caballos.

–Tuvo una mala experiencia hace unos años –contesto por él, recordando aquella anécdota que nos contó…

Marcus.

Auch. Duele recordarlo. Le echo de menos. ¿Con quién voy a bromear ahora sobre Josh?

–Esos detalles se pueden omitir, Hannah –me da una de esas miradas que podrían matarte si fuera posible. A mí se me escapa una sonrisa. He de reconocer que me gusta molestarle de vez en cuando.

–¿Y qué relación tenéis entre vosotros? –nos pregunta.

–¿A qué te refieres? –Josh frunce un poco el ceño. Yo hago como si la conversación no fuera conmigo y aprovecho que tengo sed para beber agua.

–¿Sois novios? –me atraganto y escupo el agua en la botella. Las miradas de los dos se fijan en mí.

–¿Qué? ¡No! –respondo rápidamente sonando nerviosa.

–Lo dice como si fuera algo malo –Josh se hace la víctima y el dolido, lo que provoca la risa de Ryan.

–Sabes que no funcionaría.

–Si has llegado a esa conclusión es porque te lo has llegado a plantear –se cruza de brazos–. ¿Eso por qué será?

–Lo que sea que estés pensando… no. Rotundamente no.

–Bueno, los caballos ya están listos –interviene Ryan con una sonrisa.

–Menos mal –digo por lo bajo.

Él los acerca a nosotros sujetando a ambos por las riendas. Los ojos se me van directos al caballo blanco con pintas negras. Es el que más me gusta de los dos y el que quiero montar.

–¿Tiene nombre? –le pregunto al tiempo que acaricio su suave cabeza.

–Este se llama Spot, y ese Spirit –desvío mi mirada hacia el otro caballo y aprecio que también es muy bonito. Tiene el cuerpo marrón oscuro y la crin negra–. Los dos son machos.

–Yo montaré a Spot, ¿no te importa? –le digo a Josh.

–Me da lo mismo –se encoge de hombros con indiferencia.

Sacamos a los caballos al exterior y nos subimos encima de ellos. Me siento como si fuera una niña de nuevo y estuviera reviviendo la sensación que tuve la primera vez que me subí a uno.

Por un momento, soy capaz de respirar y sentirme bien. Las cosas están yendo muy deprisa. Es como si todas las desgracias posibles estuvieran viniendo una tras otra sin cesar. Pero ahora, ahora que estoy a lomos de este caballo, tengo el presentimiento de que lo próximo que nos espera va a ser bueno. Vamos a conseguir todo lo que nos hemos propuesto. Y lo haré por Layla, por Marcus, por mi hermana y por todas las personas que he perdido.

Pero sobre todo lo haré por mí misma.

No me rendiré.

Los Supervivientes De La TraiciónWhere stories live. Discover now