Los Supervivientes De La Traición

Capítulo 29: El partido de fútbol.

Amie insiste en que nos quedemos en su casa el resto del día. Nosotros accedemos, así que Marcus se pasa toda la tarde jugando con Noah. Se han vuelto inseparables en cuestión de horas. Hemos conocido también a Jacob, un hombre físicamente moreno y de ojos claros, y tan simpático como su mujer.

Mientras Marcus juega al fútbol con Noah en el jardín, Josh y yo estamos sentados en los escalones del porche trasero. Le vemos con una sonrisa verdadera, la cual perdió tras lo sucedido con Layla. Está disfrutando de verdad. Esto era lo que necesitaba.

–Habría sido un buen padre, ¿verdad? –me pregunta Josh, sin apartar la mirada de su hermano mayor.

–Sí. Se nota que le gustan los niños y disfruta con ellos.

–Me habría gustado conocer a ese bebé –me confiesa, algo de melancolía se deja ver en su tono.

–Dondequiera que estén Layla y el bebé, estoy convencida de que será en un lugar mejor.

–Hey, ¿os unís al partido? –dice Marcus de pronto, interrumpiendo nuestra conversación–. Noah va ganando y necesito refuerzos

–Ah, no. Yo me quedo de espectador –dice Josh.

–¡Venga, hombre! –me levanto y le tomo por las manos para levantarle también–. Lo pasaremos bien –sus ojos verdes bajan hasta nuestras manos, las cuales están haciendo contacto. Luego vuelve a levantar la mirada, acto seguido de una sonrisa.

–Me has convencido –dice mirándome directamente a los ojos.

Y por alguna misteriosa razón, siento algo en mi estómago.

Una especie de… ¿mariposas?

–Hannah estará en mi equipo. Josh en el de Noah –indica Marcus.

–Te advierto: el fútbol nunca ha sido mi punto fuerte –le dejo bien claro. No quiero que luego me reproche mi torpeza con el balón.

–No te preocupes. Yo he sido siempre más de baloncesto.

Decidimos que las porterías sean dos árboles que se encuentran uno frente al otro. Les pedimos a Victoria y Amie que se unan también al partido para que hagan de porteras. Jacob, mientras tanto, hace de árbitro. Nos indica que la "portería" de la izquierda es la del equipo de Noah; la de la derecha es la de Marcus.

Jacob da comienzo al partido con un silbido. Noah es el que se hace con el balón a pesar de su pequeño tamaño y corta edad. Corre con el balón a sus pies, pero Marcus se entromete en su camino y se lo quita. Se acerca hacia la otra portería, luego me pasa el balón a mí para que meta gol. Chuto y Victoria falla su intento de frenarlo, por lo que el balón da justo en el tronco del árbol, lo que acordamos que sería considerado como punto. Jacob da otro silbido para indicar que mi equipo es el que va ganando.

–Ejem, la que dijo que no era buena… –Marcus y yo chocamos los cinco.

–Bah, ha sido pura suerte.

Seguimos con el partido, sin embargo esta vez Josh coge a burrito a Noah y corre con el balón para chutar. Amie finge que falla y deja que meta gol solo para ver la felicidad de su hijo. El niño, automáticamente después, levanta los brazos y comienza a gritar de la emoción.

–¡El pequeño Noah ha metido gol! –exclama Josh mientras corre por todo el jardín, cargando a su nuevo amigo.

Y es ahí, por primera vez, cuando veo a Josh siendo él mismo. Quizá porque ha pasado por mucho, siempre trata de aparentar ser duro como una roca, sin sentimientos ni emociones. Se refugia detrás de un escudo que se pone él mismo, para que nada ni nadie le afecte de ninguna manera. Algo que cree que le beneficia, pero que, sin embargo, a veces le impide disfrutar de pequeñas cosas como esta.

Ahora ha demostrado todo lo contrario. Ha demostrado que puede ser una persona completamente diferente si se lo permite: si se permite dejar atrás sus miedos.

Porque sí, Josh tiene miedos.

El miedo es un sentimiento muy común que todos experimentamos alguna vez, ya sea en mayor o menor medida, y es totalmente normal. Aunque eso tampoco quiere decir que tengamos que resignarnos a que nos domine. De hecho, deberíamos plantarle cara siempre.

Él lo ha hecho, ha vencido a uno de sus miedos: mostrarse tal y como es. ¿Y qué beneficio ha sacado de eso? Darse la oportunidad de disfrutar y pasarlo bien por un rato.

Y la verdad es que le sienta bien en todos los aspectos.