Capítulo 53: Al final, somos él y yo.

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El viaje ha llegado a su fin. Esta ciudad ya no tiene nada más que enseñarnos. La dejamos atrás en silencio, recordando cada una de las cosas que hemos vivido, a cada una de las personas que hemos conocido. Es cierto que nada ha terminado como nos hubiese gustado, pero a veces los finales son así. Ya no queda ni rastro de esa motivación que fue el motor que movió toda esta aventura. Ahora que sabemos que todo fue una mentira, solo podemos dar las gracias de estar vivos después de todo.

Un rato más tarde de haber estado cabalgando, llegamos a un campo que está muy cerca de la costa. Nos bajamos de los caballos y dejamos que pasten por los alrededores.

La leve brisa que se ha levantado mueve ligeramente la hierba, produciendo ese agradable sonido para los oídos. El color verde de la misma y el entorno de naturaleza también me proporciona esa sensación de tranquilidad, de que ya todo ha pasado y puedo relajarme. Josh se sienta a mi lado, casi rozando mi cuerpo. Nuestras miradas se encuentran por unos segundos y luego se fijan en el más allá.

–Querías hablar de algo, ¿verdad? –le digo.

–Ah, sí. Te voy a contar una pequeña historia.

–¿Una historia? –le miro.

–Sí, y quiero que cierres los ojos.

–¿Para?

–Para que te imagines mejor lo que te cuente.

–Está bien –los cierro.

–Vale –se aclara la garganta–. Hace unos años recibí la noticia de que una chica llegaría a la base. Durante un tiempo fue el centro de atención porque nadie la conocía, nadie sabía nada de su historia –hace una pausa–. Recuerdo que el día que la vi por primera vez era un día lluvioso y de mucho frío. Ella tenía su pelo recogido en una trenza despeinada y llevaba una sudadera roja que le estaba enorme. Entró a la base ella sola, cabizbaja y con timidez. Todos la estábamos esperando para darle la bienvenida cuando levantó su mirada y se encontró con la mía. Sus ojos marrones tenían algo, algo que me cautivó desde el primer momento que los vi. No sé cómo, pero supe de inmediato que esa chica había sufrido mucho en su pasado y estaba ahí por la misma razón que todos: sobrevivir.

–¿Qué más pasó con esa chica? –le pregunto.

–Se adaptó a nosotros con bastante facilidad. En una semana ya conocía a todos y no se separaba de una chica llamada Kendall. Sin que se diera cuenta, yo la observaba cuando entrenaba o cuando íbamos de misión... y sin que yo me diera cuenta, me acabé enamorando de ella.

–¿Qué? –abro los ojos de golpe y le miro.

–Sí.

–Pero esa chica soy yo.

–Lo sé, y yo no voy a ocultar lo que siento.

–Wow… me has dejado sin palabras.

–Sé que no hemos tenido el final que nos hubiese gustado, pero al menos he intentado hacerlo bonito a mi manera.

–Pues lo has conseguido –sonrío–. ¿Y sabes qué? Yo tampoco voy a ocultar más lo que siento.

Mi mirada baja hasta sus labios. Ya no puedo resistirme más. Tomo su cara con mis manos e impacto mis labios contra los suyos. Él acepta mi beso para moverlos en sincronía junto a los míos. Pasa sus brazos por detrás de mi cintura y me atrae más hacia él. La sensación es jodidamente increíble. 

Es como cuando las nubes se apartan para dejar pasar ese rayo de luz en un día frío, y de repente todo tu cuerpo se siente cálido.

Es como cuando está lloviendo muy fuerte mientras conduces por debajo de un puente, y por unos segundos, te sientes en paz porque todo está en silencio.

Es como cuando todas esas canciones de amor que solías escuchar cobran sentido.

Nuestros labios se mueven lentamente hasta que el beso se termina. Sin movernos, apoyamos nuestras frentes una contra la otra. Puedo sentir cómo la respiración de Josh está más alterada de lo normal, aunque en realidad la mía está igual.

–Eres como un terremoto en mi vida, pero te quiero en ella. Te quiero a ti, Josh.

–Yo también, Hannah –toma mi cara con sus manos.

–Estamos juntos en esto, pase lo que pase.

–Siempre.

Ambos sonreímos al mismo tiempo. Luego nos separamos un poco y yo apoyo mi cabeza sobre su hombro; él apoya la suya contra la mía.

–Es increíble todo lo que hemos vivido, ¿no crees? Al final, hemos sido los supervivientes de la traición.

–Yo no lo habría definido mejor.

–¿Y qué vamos a hacer? –le pregunto.

–Lo mismo que hasta ahora: seguiremos luchando y no nos rendiremos.

–Me gusta que lo hayas dicho en plural.

–Es que somos tú y yo, Hannah. Tú y yo contra lo que se nos ponga por delante.

Es preciosa la capacidad que tienen algunas personas para sacarte una sonrisa simplemente con sus palabras. Josh es una de ellas. Él sabe que este es solo el principio de una historia que construiremos juntos, y yo no puedo estar más de acuerdo.

No importa lo que pase, quiero que esté a mi lado. No quiero volver a sentirme sola en un mundo donde la soledad significa debilidad. No quiero volver a perderme. Quiero que Josh se quede en mi vida para que juntos afrontemos las próximas adversidades que se nos presenten. Porque él, al fin y al cabo, me ha enseñado algo muy importante:

No es solo vivir, es sentirse vivo.

Los Supervivientes De La TraiciónWhere stories live. Discover now