Capítulo 24: "Este hombre es un genio".

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El pan de mi tostada está un poco chamuscado, pero el hambre es más fuerte y me lo termino comiendo entre muecas de disgusto. Luego mi mirada empieza a buscar a Derek. Me doy cuenta de que no está aquí, cosa que me extraña. De repente, las puertas se abren de golpe y aparece tras ellas como un toro bravo. Yo me atraganto con la comida por el susto.

–Alguien ha cogido munición sin avisar. ¿Quién ha sido? –empieza a decir. Toda la gente se voltea para mirarnos a nosotros, sospechando incluso sin tener pruebas. Derek sigue la mirada de la gente y llega hasta nosotros. Después se acerca a nuestra mesa dando grandes zancadas. Se apoya en ella con las dos manos y nos mira fijamente a los tres.

–Espero equivocarme –su tono suena amenazante.

–Te estás equivocando –contesta Marcus.

–¿Sí? –levanta una ceja.

–Nosotros no tenemos nada que ver. Estuvimos en nuestras habitaciones durmiendo como todos ayer por la noche.

–Tú –me señala con desprecio–. Anoche no estuviste en tu habitación.

–Ya. Estuve contigo –sueno bastante calmada.

–¿Seguro que no estuviste en ningún otro sitio?

–No. Estuve contigo y luego volví a la cama. Eso es todo.

–¿Y tú? –ahora se dirige a Josh.

–¿Yo qué? –Josh hace como si el tema no fuera con él.

–Tú me la intentaste liar cuando llegaste al campamento, y la verdad es que ahora no me extrañaría que hubieras hecho algo.

–Tío, ya te hemos dicho lo que hay. Si quieres creernos bien, sino es tu problema –el Josh borde y cortante sale a la luz. Marcus y yo abrimos los ojos como platos. Su hermano le da un codazo.

–Derek –capto su atención antes de que vuelvan a acabar mal–, nosotros no fuimos. En serio.

–Está bien –parece creerme–, pero como me hayáis mentido…

–No estamos en el caso –le sonrío falsamente. Nos echa una mirada rápida a los tres y luego se marcha por donde vino. La gente se voltea hacia sus mesas para continuar con su desayuno.

Fin del espectáculo.

Entonces me quedo pensando y el corazón me da un vuelco. ¿Y si a Derek se le ocurre entrar a nuestra habitación y rebuscar en nuestras mochilas? Pero eso no es todo. La verdad es que no sé dónde puso Marcus la munición que recuperó anoche.

Así que, antes de que sea demasiado tarde, les doy una patada suave por debajo de la mesa seguido de un gesto con la cabeza para indicarles que nos vayamos.

–¿Dónde guardaste la munición? –le pregunto a Marcus casi susurrando una vez estamos fuera.

–La escondí en el fondo del armario, justo detrás de donde pusimos nuestros uniformes –me explica–. No me daba seguridad tenerlo en la mochila. No me fío de esta gente.

–Vale. Bien hecho.

–Esta noche sin falta –Josh cambia de tema–. Esta noche sin falta nos marchamos antes de que las cosas se pongan feas aquí.

–Sería lo mejor… pero tenemos un pequeño problema –comienzo a decirles.

–¿Cuál? –preguntan a la vez.

–La valla –la señalo sutilmente con la cabeza.

–¿Eso es lo que te preocupa? –salta Marcus–. Pues mira, ayer me encontré un alicate en la habitación donde guardan la munición. Supuse que nos podría hacer falta y lo cogí. Lo podemos usar para romper los alambres de la valla y hacer un agujero lo suficientemente grande como para salir por ahí –nos comenta en voz baja–. ¿Qué os parece?

–Este hombre es un genio. Siempre sabe lo que hacer –digo con una sonrisa.

–Por algo es mi brother –Josh le pasa un brazo por encima de los hombros y sonríe.

–Qué haríais sin mí...

Los Supervivientes De La TraiciónWhere stories live. Discover now