Capítulo 10: No mires atrás.

22 2 1
                                    

Seguimos inspeccionando la sala, en la cual lo único que encontramos son papeles y material de oficina, por lo que decimos no perder más tiempo ahí. Vamos a la segunda planta y hacemos lo mismo que antes. Nos desplazamos sigilosamente para no ser vistos hasta llegar a la segunda sala de oficinas. Una vez estamos ahí, vemos que hay dos infectados más.

–Esta vez no vamos a tener tanta suerte –Marcus exhala un suspiro–. Estos dos no están de espaldas.

–Hay que ejecutarlos igualmente –le recuerdo en voz baja.

Marcus y Layla entran los primeros de nuevo, pero los infectados les detectan inmediatamente. Uno de ellos se acerca corriendo a Layla, se lanza sobre ella tan fuerte que hace que se caiga al suelo. Marcus le pega un tiro en la cabeza, pero el otro infectado se le echa encima a él. En ese momento Josh y yo tenemos que entrar en acción. Él le pega un puñetazo en la cara para que suelte a su hermano. Lo aturde y lo empuja hasta tirarlo por una de las ventanas. Mientras tanto, yo ayudo a Marcus y a Layla a incorporarse del suelo.

–¿Estáis todos bien? –pregunta Josh, y por la manera en la que habla se nota que está fatigado por tanta acción en tan poco tiempo. Su respiración es inestable, igual que la de todos.

–Sí, pero ha faltado poco –responde Layla, con la voz entrecortada y su pecho subiendo y bajando sin control. Ella ha tenido a un infectado encima de su cuerpo, a escasos centímetros de su cara.

–Yo tampoco me metería con este hombre, ¿eh? –les digo a mis compañeros.

–No lo hagas –Josh me guiña un ojo. Mi ceño se frunce al instante por el gesto.

¿Acaba de tontear conmigo?

Yo no entiendo a este chico.

Cuando ya todos estamos recuperados, investigamos la segunda sala de oficinas. Aquí encontramos algunos materiales que nos vendrán bastante bien, como algo de tela, alcohol y algunas balas de revólver. Al salir al pasillo de vuelta a buscar una salida, localizamos en el techo una trampilla. Nuestras expectativas y esperanzas crecen como la espuma.

–Voy a intentar abrirla –dice Marcus subiendo por la escalerilla.

–Ten cuidado. Esa escalera no parece muy estable –le advierto, él trepa cuidadosamente hasta que llega a la trampilla. Le da varios golpes con el hombro con la intención de abrirla, pero finalmente el esfuerzo no es efectivo.

–Está atascada. Por aquí no podemos salir.

–Podemos intentar salir por el parking –les comento. Ellos lo piensan por un momento y luego asienten con la cabeza porque es la última alternativa que nos queda.

Por lo tanto, bajamos por las escaleras hasta que pasamos por recepción de nuevo. A la izquierda, vemos que hay una puerta que conduce a otras escaleras que llevan al parking. Tomamos ese camino y llegamos a los viejos aparcamientos. No somos capaces de ver nada porque está demasiado oscuro, pero sabemos que no estamos solos.

Los Supervivientes De La TraiciónWhere stories live. Discover now