Capítulo 16: "¡¿Pero ese de qué coño va?!"

21 2 0
                                    

Continuamos con nuestro paso por la carretera hasta que algo nos frena.

–¡Alto ahora mismo! –nos ordena un hombre rubio de mediana edad desde el interior del campamento. Mis compañeros y yo nos detenemos en seco.

–Hola –le saluda Josh–. Somos militares de la base del distrito nor…

–Me importa una mierda quiénes seáis –le interrumpe de una forma muy grosera–. ¡Las manos arriba y no intentéis hacer nada!

En ese momento nos empezamos a mirar entre nosotros. No entendemos a qué viene todo esto. Nosotros no hemos venido a malas. Mi corazón empieza a latir con fuerza. No estoy asustada pero sí nerviosa. No sabemos lo que nos va a pasar.

Justo después, el mismo hombre de antes sale a por nosotros junto a dos hombres más. Uno de ellos es moreno y el otro pelirrojo. Los dos son más jóvenes que él. Cada uno se pone detrás de nosotros y nos obligan a caminar, no sin antes arrebatarnos las mochilas.

–Muévete –le dice el rubio a Josh.

Él se niega. No le gusta que le den órdenes, menos un tipo desconocido que se cree superior cuando los que se supone que tenemos más poder aquí somos nosotros: los militares–. Que muevas el culo –le da un empujón para que camine. Josh le da una mirada rápida de asco y gruñe por lo bajo tras entender que en este momento solo puede resignarse.

Nos conducen por unas edificaciones de madera que parecen construidas por ellos, parecidas a unas cabañas. Llegamos a una habitación vacía, y en cero coma nos hacen un calmante en la pierna a cada uno. Un dolor intenso me debilita la pierna completamente, haciendo que caiga de rodillas al suelo; mis compañeros se caen también. Luego los otros dos hombres que acompañaban al rubio se van para dejarnos a solas con él.

–No pensaba que los militares fueran tan tontos como para dejarse ver desde la distancia –comienza diciendo, seguido de una sonrisa repulsiva. No le conozco de nada pero me dan ganas de golpearle–. Os llevábamos observando desde hace un buen rato.

–Vuestro líder también fue un poco tonto por perder su famoso cuaderno por nuestra zona –salta Josh sin pelos en la lengua. El hombre se pone tenso rápidamente, su mirada es desafiante y grita peligro.

–Sabemos que conocéis toda la verdad y que por eso estáis aquí –empieza a decir en un tono bastante serio, que impone bastante.

–No hemos venido buscando problemas. Ya tuvimos suficiente con todo el infierno que hemos vivido en esa ciudad –añado en un tono calmado.

–Entonces, ¿qué es lo que queréis realmente?

–Ver a vuestro líder.

–¿A Scott? –me pregunta, la sorpresa propia en su rostro.

–Sí –respondo con seguridad.

El hombre se empieza a partir de risa como si acabara de contar un buen chiste. Mis compañeros y yo cruzamos miradas de confusión porque no entendemos qué le hace tanta gracia.

Paciencia, Hannah...

Paciencia.

–¿Vosotros os habéis fumado algo por el camino? –su sarcasmo empieza a hervir nuestra sangre–. Lamento deciros que eso no va a poder ser. Scott no se encuentra aquí –hace una pausa–. De todas formas, no os vais a salir con la vuestra.

–¡¿En serio conocéis una puñetera vacuna que puede salvar el mundo y os lo vais a callar?! –Marcus se le encara, su voz hace eco en el lugar.

–Eso no es asunto vuestro –nos señala con el dedo.

–Oh, sí… sí que lo es –se pone en pie lentamente, sujetándose con la pared–. No nos hemos enfrentado a tantos peligros para llegar hasta aquí para nada, ¿entiendes?

Los Supervivientes De La TraiciónWhere stories live. Discover now