Veintiuno

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—¡Voy a matar a Hannah! —gritó Rebeka cuando llamé para ver que hacían.

Era mi hora de comer y Ethan había salido a reunirse con unos socios y pensé en comer con mis amigas hasta que me avisaron que Rebeka iría al centro de belleza, donde Hannah trabaja, a hacerse algo nuevo que mi mejor amiga quería probar y el resultado al parecer no había salido bien.

—Parezco una puta coliflor —siguió gritando Rebeka—. ¿Qué me hiciste?

—No está tan mal —intentó reconfortarla Hannah.

—¿Qué no está mal? —siseó Rebeka.

—Déjame verlo, prometo que no me burlaré —pido ya que hice una videollamada pero Rebeka tapó la cámara para impedirle verla.

Hannah le arrebató el móvil de las manos y se enfocó a sí misma.

—Está exagerando —dice haciendo un gesto con su mano y una mueca de que si la cagó, conozco demasiado bien a mi mejor amiga.

Gira el móvil para enfocar a una cabreada Rebeka de brazos cruzados y cuando veo su pelo recién rizado se me escapa la risa y me tengo que tapar la boca.

Ella abre la boca al notar que me estoy riendo y me mira ofendida y molesta.

—Deja de reírte, no tiene ninguna gracia —me grita acercando su cara a la pantalla y sin aguantarlo se me escapan carcajadas.

Es verdad que está horrible y me siento un poco cruel por reírme pero es que su pelo tiene un aspecto espantoso con los pequeños rulos tan acaracolados y las mechas rubias lo empeoran. Y más que una coliflor parce una vieja de pueblo, solo le falta la manta, el bastón y unas gafas en la punta de la nariz.

—Lo siento, lo siento —digo entre aspavientos pero no puedo contener la risa—. Te juro que intento no reírme pero es que tienes una pinta horrible, pareces una anciana.

Veo a Hannah por detrás que se le escapa la risa igual que a mí y Rebeka la mira con odio.

—Tú tienes la culpa —le acusa señalándola—. Me dijiste que quedarían unos rizos bonitos y grandes.

Hannah aguanta la risa pero tiene los ojos llorosos.

—Quizá no fue buena idea ponerte estos rulos —señala una caja llena de rulitos pequeños.

—¿Tú crees? —pregunta Rebeka con ironía.

—Creo que no vuelvo a dejar que me toques el pelo Han —digo limpiando el maquillaje corrido con un pañuelo.

Hannah me mira indignada y Rebeka aprieta los labios.

—Por supuesto que vas a dejarte —me gruñe—. Si yo sufro, tú también.

—Lo siento pero a mi novio le gusta mi pelo suave —me acaricio la melena lisa.

Rebeka abre los ojos y pone cara de susto.

—No puedo quedar con mi cita con esta pinta —grita tocándose los caracoles que tiene por pelo—. ¡¿Que voy a hacer ahora?!

—Ponte un sombrero —sugiero y tanto Hannah como yo volvemos a reír como focas retrasadas con Rebeka odiándonos.

—¡Arregla esto pero ya! —exclama Rebeka.

—Veré que puedo hacer sin destrozarte el pelo —murmura Hannah haciendo una mueca y Rebeka la mira con horror y miedo.

—Mejor no me toques, me voy.

Empiezan a pelear con Hannah reteniendo a Rebeka para que no huya.

Llama de la pasión ✔️ [Llamas #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora