Cuarenta y tres

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ETHAN LANGFORD

Pasé los brazos por detrás de mi cabeza y suspiré relajado.

Tengo todo, mi vida es perfecta o casi perfecta porque quizá me faltan algunas cosas para tenerlo todo pero tengo a mi mujer atada a mi y me aseguraría que sea para siempre y ahora estamos en el paraíso disfrutando de estar solos en nuestra increíble luna de miel.

—Nena, ¿qué haces? —exclamo—. Me siento solo.

—Dame un momento —responde con voz dulce.

—Esta cama está muy fría sin ti.

—Callate un poco, Ethan.

—¿Ahora que eres mi mujer me vas a dar órdenes todo el rato? —me burlo.

—Siempre —dice y aparece en la puerta del baño dejándome atónito.

Me incorporo apoyándome en los codos y mi mandíbula se abre haciéndome babear por la hermosa diosa que se proyecta ante mí. Mi preciosa mujer con sus curvas de vértigo contonea sus caderas en mi dirección con un conjunto de lencería blanco con flores anaranjadas y encaje por todas partes, hasta la fina bata que lleva es de encaje blanco. Y me encante que lleve el pelo en una coleta alta, se ve preciosa.

—Jod...mier...hostia puta —murmuro incapaz de conectar mi cerebro que se quedó en shock—. Creo que me corrí ya.

Levanto el pantalón para mirar mi pene que está ya duro y listo y tengo la punta húmeda por la satisfacción que me produce mirar a mi hermosa mujer.

Ella se ríe y su risa es música celestial para mis oídos, otra parte más de mi anotomia que se derrite por mi nena.

Loren gatea por la cama y se sube sobre mi regazo haciendo que toda la sangre baje a un solo lugar y solo piense en hacerle el amor con ese conjunto puesto.

—¿Te gusta? —pregunta relamiendose los labios que se pintó de rojo fuego.

Ella si que es la llama caliente que me calienta todos los días.

Ahogo un gemido cuando empieza a restregar su pelvis contra mí y noto el calor que emana. Me dejo caer hacia atrás tratando de recordar como se respira con normalidad y llevo mis manos a sus piernas acariciando su piel suave del color de la canela.

—Eres más ardiente que el fuego nena.

—¿Te pongo caliente? —pregunta sin dejar de moverse viéndose tan atractiva y sensual—. ¿Pongo cachondo a mi marido?

—Mucho —respondo salivando por esos pechos generosos cubiertos de encaje—. Vamos a convertir nuestra luna de miel en una peli porno.

—Nuestra vida sexual es una peli porno.

—Mi mujer es tan preciosa —murmuro admirando su escultural cuerpo de diosa.

Si yo soy un adonis ella es la divinidad más hermosa de todas.

Nunca me había enamorado de nadie y ella hace que me palpite el corazón y otras partes. Con ella descubrí tantas cosas, como saber lo que se sienten los nervios y las ansias de anticipación por ver a la chica que te gusta, como el vértigo que se siente al mirarla a los ojos y descubrir que ella es el centro de tu universo, como darte cuenta de que no solo es tu cuerpo quien la desea sino también tu mente que no deja de pensar en ella.

La miro y me cuesta creer que es mía, que es mi esposa, la mujer con la que pasaré el resto de mi vida. Porque viéndola con ese conjunto y encima de mi son grandiosas razones para conseguir sea como sea que se quede a mi lado hasta mi última exhalación.

Llama de la pasión ✔️ [Llamas #2]Where stories live. Discover now