Veinticuatro

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El timbre suena incesante y me palpita el cerebro con cada sonido estridente. Gruño intentando moverme pero siento algo pesado sobre mí. Me duele la cabeza y ni he abierto los ojos.

—Haz que ese maldito timbre pare —grita Hannah detrás de mí, literalmente es el peso sobre mi espalda que no me deja moverme.

—Levántate tú y abre —gruñe la voz de Derek y se mueve debajo de mí, la cosa blanda sobre la que duermo es él.

—Es tu casa, abre inútil —se queja Hannah y cuando se mueve mi columna grita de dolor.

—Que alguien abra de una vez —esta vez es Rebe la que se queja por alguna parte del sofá.

Ahora que empiezo a espabilar empiezo también a recordar como acabamos así y es que las pijamadas con mis amigos acaban peor que las fiestas de adolescentes.

Me muevo queriendo tirar a Hannah de encima y acabo tocando el pie de alguien que se mueve y ríe por las cosquillas, Rebeka. La mano de Hannah acaba en mi cara y de alguna forma se pone boca arriba y su culo me destroza la columna.

El timbre sigue sonando y nadie se levanta.

—Derek —gruño golpeando el estómago de mi amigo para que se levante y pare ese maldito ruido.

—Joder ya voy —se queja apartandome y caigo sobre el sofá que esta húmedo y el olor a cerveza me marea.

El timbre por fin cesa y oigo voces, una voz que reconocería a kilómetros. Enseguida siento la presencia de mi hombre egocéntrico ocupar cada esquina del salón y medio abro los ojos para verlo de pie vestido tan sexy con ropa informal, me encanta como le queda la chaqueta de cuero.

—Amor —gimoteo alzando las manos para que me saque a las culos gordos de mis amigas de encima.

Él se acerca y se inclina a mi lado mirando el revoltijo de brazos y piernas que somos.

—Chicas, me voy a llevar a mi nena —dice a mis amigas que tan cómodas están sobre mí.

—No puedes —dice Rebeka.

—Ella es nuestra y estamos muy cómodas —secunda Hannah—. Ahora somos una sola.

—¿Loren? —pregunta Ethan esperando que diga lo contrario.

—Llévame —suplico dolorida alzando los brazos para que me saque de esta tortura.

—Traidora —exclama Rebeka.

—Yo te encontré primero, no puedes irte —gruñe Hannah y me tira del pelo y yo lloriqueo porque me duele todo.

—Hannah —le advierte Ethan y deja de tirarme del pelo ante la mirada dura de mi hombre.

—Lo siento jefe.

—Cuando tengáis lo que él entre las piernas hablamos —gruño queriendo que salgan de encima porque ya no siento las piernas.

—Eso ni Derek con alargador de pene —se mofa Hannah.

—¡Eh! —exclama Derek ofendido.

—Te queremos —exclamamos las tres mujeres echas un amasijo de extremidades.

Con Rebeka como nueva amistad somos más unidos que nunca. Mi hombre se molesta cuando quieren ocupar mi tiempo llevándome de entre sus brazos y aunque respeta nuestra amistad el quiere pasar tiempo conmigo y yo también con él aunque me pase alguna noche de pijamada con ellos. El acuerdo es que pase parte de la noche aquí pero luego le llame para llevarme a casa y dormir juntos.

El problema es que yo más la cerveza barata que Hannah compra somos una terrible combinación y acabamos mal. Por eso me quedé dormida y aquí está mi hombre enfadado y seguramente preocupado porque sabe dios que hora es y lleva sin saber de mí ya que ninguno de los cuatro estaba en sus sentidos para escribirle.

Llama de la pasión ✔️ [Llamas #2]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن