Veinticinco

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Llego a casa antes que Ethan y dejo las bolsas en la habitación y antes de empezar con el show me centro en Rasty que en cuanto le abro la jaula para llenarle el cuenco de comida intenta salir corriendo. Me paso un rato persiguiendolo y jugando con él por el salón y termino cansada. Le coloco la nueva casita en forma de piña que le compré y se mete corriendo dentro haciéndose una bolita adorable.

Le coloco una manta por encima para que tenga más oscuridad y me voy a la habitación a preparar las cosas.

Vacío las bolsas sobre la cama y me quito la ropa cambiándome rápido.

Oigo la puerta de casa y sonrío tumbandome en plan sexy en la cama esperando a mi hombre.

—¿Loren?

—En la habitación —exclamo esperando deseosa que me vea.

Sus pasos resuenan por el pasillo y abre la puerta encontrándome en la cama su sonrisa se borra y la notita que le dejé a Grace para que se la diera se le resbala de la mano.

—Hola mi amor —murmuro poniéndome de rodillas en la cama—. Te eché de menos.

Ethan no dice nada, solo me observa alucinado.

Me siento sexy con el conjunto de cuero de tanga fino, sujetador con arnés con detalles metálicos y las medias hasta la mitad del muslo.

Agarro una de las esposas y las balanceo en mi dedo.

—¿Tienes ganas de jugar, amor? —sonrío coqueta y le muestro los juguetes que compré.

Agarro la fusta y me doy un azote en el culo que resuena y me río.

Ethan sigue paralizado en la puerta de la habitación y traga duro mirando lo que hay en la cama: el consolador, las esposas, el antifaz, la mordaza de la boca, las pinzas para pezones y la cuerda. Me vine un poco arriba comprando cosas pero no sabía que clase de cosas le podían gustar más a Ethan. Me había contado poco de las cosas que le gustaban.

—Loren —murmuró Ethan.

Cogí las esposas de cuero que con las que podía atarme los tobillos, le di en el pecho con la fusta y él dio un paso atrás con los ojos muy abiertos.

—Juguemos a lo que tu quieras amor —dije divertida con el lívido empapando el tanga de cuero—. Te dejo esposarme a la cabecera.

—Loren...yo no... —murmuró de nuevo tragando duro cuando cogí la mordaza y sonreí traviesa.

—Utiliza todo lo que quieras —me pongo a cuatro patas le enseño mi culo y le señalo la fusta—. Juguemos a todo.

—Loren...no...—abre la boca pero no es capaz de decir palabra.

Me pongo en pie delante de él y le toco el pecho juguetona.

—Follame todo lo que te apetezca y como te apetezca.

—No, Loren, no quiero esto.

—Si, amor, juguemos mucho —insisto restregandome poniendo la fusta en su mano—. Azotame fuerte.

—¡He dicho que no quiero joder! —grita explotando y me aparta tirando la fusta—. ¡Te dije que yo no quería esto!

—Pero... —intento decir pero me interrumpe.

—¡No! Joder, he dicho que no —furioso se tira del pelo rubio despeinadose—. ¿Que no entendiste de que yo no quiero hacer estas cosas? ¡Te dejé muy claro que no quería y aun así lo has hecho!

—Solo quería jugar un poco —murmuro cohibida.

—¡Te dije claramente que no quería hacer estas cosas contigo porque no las necesito ni quiero verte de esa manera!

Llama de la pasión ✔️ [Llamas #2]Where stories live. Discover now