Diecisiete

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Empujé el carrito por la tienda mientras miraba lo que se me antojaba comprar. Había un montón de muebles y decoraciones que me encantaban y por mí me los compraría todos pero sería llenar demasiado el piso.

Ethan me seguía en silencio mirando cosas poco entretenido.

Había venido a la tienda por decisión de él, aquella mañana cuando me había levantado y mirado el piso le había dicho que seguía pareciendo un apartamento de soltero más que de una pareja, a pesar de que yo había dejado muchas cosas mías para hacer el piso también mío. Había dejado algunas de mis figuras decorativas favoritas, mis libros estaban en las estanterías con los suyos y había dejado cientos de mis marcos de fotos por la casa pero seguía viendo el lugar muy de hombre.

Por esa razón él decidió que vinieramos a la tienda de muebles y que yo eligiera todo lo que se me antojara para decorar la casa, hasta me dejaba cambiar lo muebles si me apetecía. Y después de haber elegido una mesa para el salón más grande que la que hay estaba llenando el carrito con más cosas.

Ethan nunca ha sido de poner fotos de familia o incluso de él por la casa por eso la había llenado con las mías y hace unas semanas conseguí la foto de familia que nos hicimos aquel día en su cumpleaños, había eliminado a su tío de la foto y por eso pensaba ponerla en un marco bien grande en la pared del salón.

—¿Qué te parece esta lámpara? —le pregunté entusiasmada pero él la miró sin interés.

—Si a ti te gusta, cómprala —se encogió de hombros y yo fruncí el ceño—. Vuelvo enseguida.

No pude decirle nada porque enseguida se alejó hacia la sección de escritorios y mesas de oficina.

Suspiré ya que desde que habíamos entrado estaba muy raro, demasiado silencioso y se quedaba todo el rato detrás de mí cuando normalmente está pegado a mi espalda diciéndome guarradas aunque haya cientos de personas delante.

Empujé mi carrito sin mirar y sin darme cuenta choqué contra otro haciendo un pequeño chasquido metálico.

—Discúlpame, no estaba mirando por donde iba —me apresuré a decirle al chico con el que había chocado.

—No te preocupes —respondió el chico con una sonrisa. Se me quedó mirando extrañado analizandome con el ceño fruncido:—¿Laura? ¿Lauren? ¡Loren!

Me quedé sorprendida en cuanto dijo mi nombre y me lo quedé mirando confusa porque el hombre no me sonaba de nada. Aparentaba tener mi edad, quizá algún año más, pero el abundante pelo castaño desaliñado, la barba perfectamente cortada de su mentón firme y cuadrado, más su forma informal de vestir lo hacia ver muy joven. Sus ojos chocolate son igual de oscuros que su pelo, pequeños igual que su nariz y sus labios son finos y tienen una sonrisa radiante dibujada en ellos mientras me mira fijamente con una chispa en sus ojos.

—¿Nos conocemos? —pregunto extrañada.

—No estoy seguro —respondió rascándose la barbilla—, pero creo que sí.

—No te recuerdo la verdad —hago una mueca de pena porque de verdad que no recuerdo a este chico, es atractivo y estoy segura de que no olvidaría a un chico así.

Él hace una mueca y yo trato de sonreír.

—Lo siento.

—No te disculpes —dice haciendo un gesto con la mano—. Yo debería disculparme por no recordar de donde nos conocemos. Solo sé que no podría olvidar a una chica tan hermosa como tú, Loren —sonríe mirándome de nuevo de arriba abajo.

Entonces siento un brazo rodear mi cintura y pegarse a mi costado.

—¿Puedo preguntar quien cojones eres y qué haces ligando con mi mujer? —espeta Ethan entredientes con una sonrisa falsa.

Llama de la pasión ✔️ [Llamas #2]Where stories live. Discover now