Dieciocho

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Me desperté temprano esa mañana, Ethan seguía dormido como un bebé a mi lado y me costó soltarme de sus brazos. Cubrí su cuerpo desnudo con la manta y me fui hacia el baño. Entré directamente a la ducha y relajé mi cuerpo bajo el chorro caliente lavándome el pelo y pasando la esponja con mi jabón favorito con mucha calma.

Y como me imaginé Ethan apreció detrás de mí muy silencioso colándose en la ducha como si yo no me hubiera enterado de que abrió la puerta del baño.

—Que buenos días tan ricos —murmuró en mi oído paseando sus dedos por mi piel húmeda—. Mi chica mojada en la ducha, me encanta.

Apartó el pelo húmedo de mi cuello y atrapó la piel sensible entre sus dientes, estaba tan relajada que se me escapó un gemido que lo calentó más ya que sentí su dureza pegada a mi culo.

Bajó sus manos por mi espalda hacia la cintura yendo hacia delante por mi vientre llegando entre mis piernas. En cuanto hizo el primer roce me retorcí al estremecerme y me pego más a él para mantenerme quieta.

—Abre bien las piernas, nena —susurró agarrándome del pelo echando mi cabeza hacia atrás para colocarla en su hombro.

Me separó más las piernas con su rodilla y yo me dejé hacer cuanto quiso. Exploró la piel suave de mi vientre, luego la de mis piernas, tocando cerca de mi punto de placer sin llegar ahí solo para hacerme desesperar.

Jadee molesta, cuando estaba a punto de tocarme movió la mano en otra dirección dejándome con ganas y unas ansias desesperantes porque me llevara al placer del buen sexo mañanero. Creo que el cielo del orgasmo con Ethan es una buena forma de llamarlo, porque tener sexo con él es como hacerlo con un dios en el mismísimo Olimpo o en los Campos Elíseos. Sientes como si renacieras después de llegar a la cumbre del máximo placer.

Me agarró de las caderas echándome hacia atrás el culo obligándome a apoyar las manos en la pared para sostenerme. 

—Hazme tuya —supliqué casi gritando.

—Como me pones, nena —jadeó—. Lo notas, verdad? Notas lo duro que estoy.

—Ethan, por favor —gruñí, ya no aguantaba más tensión sexual, me acabaría desmayando si no me lo hacia como solo él sabe.

—¿Mi nena quiere esto? —en lugar de responder que lo iba a matar si seguía jugando me salió un gemido cuando se introdujo en mi despacio.

Disfrutó los primeros centímetros resbalando sin problema dentro de mí pero yo quería más y aunque intentaba echarme hacia atrás para que se hundiera por completo dentro de mí Ethan me tenía bien sujeta para que no me moviera.

Me quejé cuando salió de mi y volvió a entrar apenas la mitad de su duro, grueso y largo pene.

Empujé hacia atrás restregándole el culo pero él solo se rió y siguió con la tarea de hacerme desesperar y desear mucho más.

Empezando a cabrearme gruñí odiándole y traté de soltarme de sus brazos y apartarme antes de que enfureciera por quedarme con las ganas pero no me dejó apartarme ya que me agarró la cintura y de una dura y deliciosa embestida me penetró hasta el fondo. Mis fuerzas flaquearon y del empujón acabé pegada a la pared con la frente contra las baldosas, las manos apoyadas para no caerme y mis pezones duros rozaban contra la fría pared incrementando las sensaciones placenteras que me recorrieron.

—¿Esto es lo que querías? —pregunto rudo con embestidas bruscas y deliciosas—. ¿Te gusta que te de duro, Loren?

—Si joder —gemí alto y fuerte.

Porque me encanta duro, me encanta cuando se pone salvaje y se mueve sin control y sin medirse. Y me pone caliente cuando me llama nena pero me excita cuando dice mi nombre estando cachondo perdido, como ahora.

Llama de la pasión ✔️ [Llamas #2]Where stories live. Discover now