Cuarenta y nueve

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—Deja de moverte joder —gruñe en mi oreja y trato de mantener la calma cuando me apunta en la barbilla con un revolver

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—Deja de moverte joder —gruñe en mi oreja y trato de mantener la calma cuando me apunta en la barbilla con un revolver.

Me quedo estática al ver el arma y se me hiela aun más la sangre del miedo. Las lagrimas enseguida resbalan sin control por mis mejillas.

No entiendo como entró en casa si la puerta es reforzada de seguridad y ni el portero tiene copia. Tampoco entiendo como el portero lo dejó pasar pero veo que lleva una camisa con el logo de una empresa de tecnología y recuerdo lo bolsa de herramientas del pasillo. Tuvo que saltar a la terraza desde el tejado.

—Vamos a hablar tú y yo —dice cortando mis pensamientos—. Si quito la mano me tienes que prometer que no gritarás, vale?

Asiento despacio y lentamente aparta su mano.

—¡Ethan! —chillo con todas mis fuerzas esperando que siga la llamada y no haya colgado o se haya cortado.

Me vuelve a cubrir la boca y me clava más el cañón del arma en la barbilla silenciándome al momento.

—Sigue siendo tan desobediente como siempre, bombón —se burla ante mi miedo—. Creo que eso era lo más me gustaba de ti, porque así podía castigarte.

Aparto la cara asqueada de su cercanía y odiando los recuerdos que acuden en tropel a mi mente.

—Disfrutaba mucho estar entre tus piernas, siempre dispuesta a complacerme dejándome hacer lo que quisiera contigo.

Me entran ganas de vomitar por el asco que le tengo.

—Ahora voy a cobrarme una muy grande contigo.

—Estas mal de la cabeza —grito—. ¡Te odio! 

Chillo esperando que alguien me oiga y vengan a ayudarme. Me empuja tirándome al sofá y antes de que pueda correr lejos ya lo tengo encima sujetándome.

—Grita todo lo que quieras, bombón, tu marido hizo muy bien en insonorizar el piso —pataleo pero no consigo liberarme—. Nadie podrá oír tus gritos y tu gemidos de placer cuando te folle.

Grito con todas mis fuerzas hasta que me arden las cuerdas vocales, intento quitármelo de encima pataleando y golpeándolo pero me tiene bien sujeta y tiene mucha más fuerza.

—Vas a disfrutar esto preciosa —dice y lleva su mano hacia el broche de sus pantalones. Me renuevo y grito más y me sujeta con más fuerza—. Conmigo siempre disfrutaste, recuerdas? Fui tu primera vez.

—Los recuerdo desagradables los borro de mi mente —escupo con veneno—. Y la tienes tan pequeña que apenas lo sentí.

Es un error provocarle pero le tengo tanto asco que no puedo evitarlo. Le odio con todas mis fuerzas.

—Pues ahora te voy a hacer sentir de verdad.

La sonrisa y la forma lasciva y asquerosa con la que me mira y se relame los labios hace que se me revuelva el estómago y la rabia se acumule en mi interior a punto de explotar.

Llama de la pasión ✔️ [Llamas #2]Where stories live. Discover now