Veintitrés

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La mañana se me despierta radiante por la luz del sol que se ve entre las cortinas y los besos de Ethan por mi cuello que me hacen abrir los ojos para encontrar sus labios y tirarme sobre él.

Nos damos una ducha juntos para ahorrar tiempo ya que llegamos tarde por estar besándonos en la cama y al final nos entretenemos más tocándonos, besándonos y haciendo el amor contra la pared.

Mientras Ethan termina de enjabonarse yo salgo para desenredarme el pelo y secarlo. Me pongo la crema hidratante y al abrir el cajón me encuentro en una esquina las pastillas anticonceptivas y recuerdo que me salté ya varias porque no compré más y no puede ser.

—Amor, recuérdame que tengo que pasar por la farmacia para comprar más —digo enseñándole la tableta vacía de pastillas anticonceptivas cuando lo veo salir de la ducha.

—Claro, luego vamos —asiente pasándose una toalla por el cuello.

Al salir de la ducha ya oigo a Karen en la cocina preparando el desayuno. Me como unas tostadas con mermelada por petición de Ethan. Me estoy mal acostumbrando a devorar como una loca a todas horas, me voy a poner gorda pero por lo menos tengo la seguridad de que mi hombre me seguirá queriendo, más le vale ya que es él quien me está engordando.

Ethan coge las llaves del coche y mientras bajamos en el ascensor su teléfono suena con varios mensajes que mira y su expresión se vuelve fría y seria. Quiero preguntar que pasa pero sé que no me lo dirá, cuando se pone en ese plan es un témpano de hielo.

Llegando al edificio pasa a toda prisa la entrada y casi tengo que correr para alcanzarle y llegar al ascensor. Pasa por delante de las secretarias que lo saludan pero el pasa de largo directo a su despacho y las tres nos quedamos sorprendidas.

Grace me entrega los paquetes que me han enviado y me lo llevo todo a mi despacho para comenzar el día.

Bajo al piso inferior para hablar con mi equipo sobre lo último detalles. Y así paso la mañana rellenando documentos, empezando nuevos proyectos y terminando otros.

A medio día me recuesto en mi silla y suspiro cansada y empiezan a sonarme las tripas del hambre que tengo y de lo cansada que estoy.

Me levanto y camino haciendo sonar mis tacones por correr hacia el despacho de Ethan. Abro la puerta sin llamar y enseguida encuentro a mi chico sentado detrás de su mesa con el ceño fruncido mirando con mala cara su ordenador.

—Hola mi amor —digo sentándome en su mesa.

Lo veo dejarse caer hacia atrás en la silla apoyando el codo en el reposabrazos y se frota la barbilla con el índice y el pulgar sin siquiera mirarme.

Tiene la mierda clavada en su portátil que descasa sobre la mesa llena de papeles desordenados. Si, desordenados. Las cosas están demasiado serias cuando mi hombre perfecto tiene algo desordenado y no le da el TOC para dejarlo todo donde debe.

Empiezo a preocuparme.

—¿Ethan?

—¿Qué quieres? —pregunta sin mirarme de mal humor y cabreado.

—Vine a buscar a mi novio pero creo que encontré al gruñón de mi jefe.

Antes de que me baje de la mesa parpadea y me mira de golpe como si se acabará de dar cuenta de que soy yo, que soy real y estoy a su lado.

—Perdona nena —murmura suspirando y empieza a colocar bien los papeles dentro de las carpeta dejándolas apiladas a un lado y cierra el portátil prestándome atención.

—¿Pasa algo? —pregunto frunciendo el ceño.

—Solo tengo algunos problemas con tantos papales pero no importa —tira de mi deslizándome por la mesa para que quede justo delante y mis piernas cuelgan entre las suyas y sus manos descansan en mi cintura—. ¿Qué querías?

Llama de la pasión ✔️ [Llamas #2]Where stories live. Discover now