El timbre sonó y me apresuré a abrir. Esperé paciente sentada en el sofá y enseguida entró Hannah cerrando la puerta del piso llegando delante de mi.—He venido lo más rápido posible —dice acelerada—. Dime que estás gastandome una broma, por favor.
Se me resbalan más lágrimas por mis mejillas del miedo.
—No lo sé —murmuré meciendome delante y atrás para calmarme—. No...no lo sé, Hannah, estoy...estoy acojonada.
—Vale, vale —dice paseando de un lado al otro—. Tenemos que calmarnos primero para poder pensar.
Hannah sigue paseando y murmurando calmemonos, calmemonos. Se para un instante y se me queda mirando tensa.
—¿Estás segura?
—¡No estoy segura de nada, Hannah! —exclamo poniéndome de pie.
Mi mejor amiga viene hacia mi y me agarra de los brazos para frenarme.
—Lo siento —murmuro—. Estoy muy nerviosa.
—Igual calculaste mal —sonríe tensa y empieza a zarandearme—. Piensa bien.
—Dos semanas de retraso Hannah —murmuro apartando bruscamente sus manos para que deje de clavarme sus largas uñas de gel.
Desde que volvimos de la luna de miel han pasado casi cuatro semanas. Y yo ya tengo dos semanas de retraso. Habíamos elegido esas semanas para irnos de luna de miel porque había calculado con anticipación cuando me vendría la regla y no quería estar de vacaciones sintiéndome mal y desangrandome por las esquinas.
—Tenemos que asegurarnos.
Hannah recoge su chaqueta y me lleva deprisa hacia la puerta del piso. Cojo mi bolso a toda prisa y salimos del edificio deprisa cogidas del brazo con los nerviosa a flote y temblando del miedo.
Entramos en la primera farmacia más cercana, llegamos a la sección y yo doy un paso atrás con mucho miedo.
—Loren, pichoncita, mírame —pide Hannah cogiendome de las mejillas—. Todo saldrá bien, vale? Yo estoy contigo.
Asiento y ella coje varios dirigiéndonos a la caja para pagar.
Salimos de la farmacia y yo sigo siendo un manojo de nervios, por mucho que lo intento no consigo calmar los nervios y las náuseas no paran y ya no sé si son por los nervios o por otra cosa.
—No podemos ir a casa —freno a Hannah—, podría volver Ethan.
—¿Y que pasa? —dice y ante mi silencio me mira mal—. Tiene que saberlo.
Aprieto los labios.
Hannah suspira:—Vayamos a casa de Derek.
Asiento y nos encaminamos a casa de Derek que está a dos calles de allí.
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Llama de la pasión ✔️ [Llamas #2]
RomanceUna pasión desenfrenada. Cuando la llama del deseo se enciende se convierte en una llama de pasión desenfrenada en que ambos arden con mucho placer. Cuando cuerpos y almas están unidas el destino jamás podrá separarlas y ni los obstáculos que intent...