Capítulo 37

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Inglaterra, 1994.

Todo el barullo que se extendía más allá de la tienda, parecía ser opacado por la lona. A Bill le recordó enormemente a las tiendas de la excavación, sólo que en aquel momento, había ido allí para disfrutar de un mundial de quidditch y de pasar tiempo con su familia. Además, había tenido la oportunidad de conocer a los amigos de Ron y al famoso Harry Potter. Seguían pareciendo demasiado jóvenes para enfrentarse a todo lo que tendrían que enfrentar, pero él mismo había tenido sus propias aventuras a la misma edad que ellos. Sabía de primera mano todo lo que podían aprender y todo el riesgo que tenían también.

Pensar en su pasado sólo le dejó un amargo sabor en su mente. Recordó los momentos en los que ayudó a Nia a hacerle frente a sus propios demonios, a enfrentarse a la verdad. Y casi lo mataron por ello. Mientras continuaba pensando, rememoró la primera y breve relación romántica que había tenido con ella, así como los momentos que habían compartido con su hermano, Charlie, con el que compartía la habitación en aquel mismo instante.

-Oye, Charlie... ¿Te gustaba Nia?

-¿A qué viene eso, Bill? – Charlie sonrió, iluminando su rostro de apariencia juvenil, y haciendo que todas las pecas de su rostro se movieran. – Sí, me gustaba. Pero eso ya lo sabías ¿no?

-¿Por qué nunca pasó nada entre vosotros? Tengo curiosidad.

-Hm... Lo cierto es que lo hablamos bastante tiempo después. Me llamó porque su segundo o tercer trabajo fue lidiar con un galés verde que había destrozado una ciudad. Si lo hubieras visto, Bill, era precioso. Era un ejemplar enorme, con unas alas tan majestuosas...

-Charlie, estábamos hablando de Nia. –Bill no pudo evitar soltar una risotada. Sólo había visto a su hermano desconcentrarse tanto de una conversación si había dragones de por medio.

-Ah, sí, cierto. El caso es que me llamó para que la ayudase, así que fui. Aproveché para preguntarle si había sentido algo por mí, y resultó que sí. –Charlie se encogió de hombros, sin darle más importancia.

-¿Y?

-¿Y qué? Eso es todo, Bill. Éramos unos críos que no conseguíamos ni declararnos delante de un espejo ¿qué esperabas que pasara?

-Pero después, con el reencuentro... ¿no pasó nada?

Charlie negó con la cabeza, y se dedicó a escrutar el rostro de su hermano mayor, en busca de alguna respuesta.

-¿Qué es lo que te preocupa?

-Yo... Eh... No sabría explicarlo.

-Bill... Nia sigue siendo una de mis mejores amigas. Y tú sigues siendo el hermano más pesado y protector que tengo, así que algo de cariño te he tenido que coger. Si tienes algún problema, deberías hablarlo con ella.

Bill soltó un pesado suspiro y bajó la cabeza, intentando apartar el recuerdo de la última discusión con Nia.

-Sólo me preguntaba si le habría pasado lo mismo contigo. Si quizás...

-¿Si se acuesta con todo el mundo de su pasado? ¿Eso es lo que te preguntas?

-Yo no he dicho eso.

-Bill, eso son celos. Y lo siento, pero pienso ponerme del lado de Nia como no hables con ella y despejes tus dudas.

-Ya ¿y cómo preguntarías tú eso? Oh, hola, verás Nia, me preguntaba si lo que te ha pasado conmigo, ya sabes, eso de acostarte y tener una relación romántica, te ha pasado con todo el mundo que conoces.

-Bill, de verdad, te aprecio muchísimo, pero eres un capullo cuando te pones así.

-Dijo mi hermano pequeño celoso. –murmuró el mayor entre dientes.

Lo que el desierto esconde || Bill WeasleyWhere stories live. Discover now