Capítulo 22

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El imponente hombre que era Jawara, parecía haber menguado notablemente. Su musculatura era ahora menos visible, y la ropa que llevaba le caía de forma holgada por un cuerpo más pequeño del que siempre había tenido. Su pelo continuaba siendo castaño y corto, y su piel igualmente oscura, manteniendo el tono, pero las manos que se miraba ahora poseían finos y largos dedos, que temblaban como si fueran víctima de un terremoto. Posiblemente, era a raíz del caos que había en aquellos momentos en todo su cuerpo y mente.

Al girar la cabeza, Nia comprobó su sospecha. Quien ahora la miraba, con los mismos ojos negros, tenía una expresión de puro terror y pánico. Pero la inglesa no sabría decir si quien la miraba era Jawara o no. Su cara era mucho más fina, sin la protuberante mandíbula del hombre, y en vez de la sonrisa que solía mostrarle, ahora unos finos labios se deformaban en una mueca de espanto. Parecía a punto de echarse a llorar por la frustración.

Presa del pánico, aquella persona aterrorizada se levantó lo más rápido que pudo y apartó a Nia de un empujón. Ella apenas pudo pronunciar "¡espera!" antes de que lo que ahora parecía una sombra entrase en una de las tiendas más cercanas. Algo insegura y sin tener del todo claro lo que estaba ocurriendo, Nia alcanzó la tela de la entrada de la tienda y la apartó con suavidad, para encontrarse entonces a aquella persona con cuerpo de mujer revolviendo todas las cosas que había en un escritorio repleto de libros, botellas de cristal y varias pociones de diferentes colores.

-¿Jawara? –preguntó con el tono de voz más suave que pudo elaborar.

La persona se volvió a hacia ella para mirarla con una mezcla entre miedo y sorpresa. Nia reconoció aquella mirada como una parecida a la que Shani le había lanzado cuando había aparecido para sacarla del enfrentamiento con los agresores que la atacaban. Parecía que allí nadie se esperaba que alguien les tendiera la mano. Y la inglesa lo entendía, pues ella también había pensado lo mismo durante años. Sin embargo, se sorprendió al ver cómo las lágrimas caían silenciosamente por aquel fino rostro, pero no pudo continuar observando porque se giró abruptamente para coger una varita y murmuró unas palabras, apuntándose a su propio cuerpo con ella.

Nia observó la escena sobrecogida, temiendo que estuviera haciéndose daño. Pero se relajó bastante cuando comprobó que su forma volvía a experimentar el mismo cambio que había visto antes, esta vez de forma inversa. Al cabo de unos segundos, la persona a la que había conocido como Jawara volvía a encontrarse delante de ella, con el cuerpo con el que se había presentado la primera vez. El hombre se limpió las lágrimas y estudió a Nia; su reacción, su mirada, como si estuviera intentando descifrar sus verdaderos pensamientos.

-¿Vas a delatarme? –fue lo primero que preguntó, de nuevo con la voz grave que le caracterizaba.

-No. ¿Por qué iba a hacerlo?

El silencio se instauró entre los dos, mientras Jawara continuaba sin saber si podía confiar en ella o no. Lentamente, guardó la varita entre su ropa y se sentó en la cama. Nia se aproximó pausadamente, intentando saber si él quería que se acercase o no. Pero no pareció que le importase, así que Nia se sentó a su lado encima del colchón.

-Yo... Siempre he sido así ¿sabes?

-¿Así cómo?

-Como me has visto antes. Yo... nací con ese cuerpo. Pero nunca me gustó. Nunca me sentí cómodo. Cuando realmente me siento bien, es... aquí. Fui a Uagadou porque era lo que tenía que hacer, estudiar y ser un buen mago. Cuando descubrí que esa escuela es famosa por las transformaciones, intenté especializarme en ello. No soy un metamorfomago, así que cambiar mi cuerpo no es algo que me salga de forma natural.

Jawara se tomó unos segundos para continuar, como si hablar de aquellos años le produjeran un profundo pesar y duros recuerdos.

-Pero esta transformación en concreto parece que sólo puedo mantenerla durante un tiempo. Iba de camino a mi tienda para volver a realizarla cuando vi al hombre que me describiste. Después, se me olvidó por completo el hechizo. 

-Si puedo preguntar... ¿para qué tienes tantas pociones ahí? Apenas reconozco ninguna.

-Estoy... investigando. Por mucho que me sienta mejor en este cuerpo, un simple Revelio puede transformarme en... otra cosa. Quiero algo que no sea reversible, que no desaparezca. Quiero poder olvidarme de que... nací de otra forma.

Nia le colocó una mano en el hombro, en un intento de expresarle su apoyo. Jawara, quien había estado mirando hacia el suelo todo el tiempo, se giró hacia ella y le mostró una tímida sonrisa, que evolucionó en un gesto de sorpresa al oír la nueva pregunta de la joven.

- ¿Qué ingredientes necesitas?

Lo que el desierto esconde || Bill WeasleyWo Geschichten leben. Entdecke jetzt